ILUSTRACIÓN: DANIEL ARZOLA – I’M NOT A JOKE
De acuerdo con las cifras de ONUSIDA y los Organismos de Salud en Colombia, cada 3 segundos una persona se infecta de VIH en el mundo y, en nuestro país, el porcentaje de casos sigue incrementando, dando como resultado, a enero de 2019, un total de 109.056 personas que viven con el Virus, siendo la edad promedio de infección, los 25 años.
Frente a un incremento del 12% de los casos de VIH reportados en el año 2019, con relación al año 2018, Colombia ha prendido las alarmas del Sistema de Salud y algunos expertos en VIH han comenzado a hablar de la PreP como una estrategia efectiva que permita frenar el avance de la epidemia en el país, especialmente en aquellos grupos poblacionales de alta vulnerabilidad, como lo son hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y mujeres trans.
En diálogo sostenido con Pedro Luis Martínez Iglesias, Médico experto en VIH y Gerente de Producto de Laboratorios SevenPharma, indagamos sobre la implementación de la PrEP en el país y la necesidad de fortalecer la Prevención Combinada, como una estrategia efectiva que permita alcanzar los objetivos del Pacto 90-90-90, que establece que al año 2030, el 90% de las personas infectadas con el virus conozcan su diagnóstico, el 90% de esas personas estén en tratamiento retroviral y el 90% de ellas alcancen su estado de indetectabilidad.
De acuerdo con ONUSIDA, sólo de esta manera será posible frenar el avance de la epidemia que, a la fecha, ha causado la muerte de al menos 39 millones de personas en el mundo.
Qué es la PrEP
Primero hay que aclarar la diferencia entre la PeP (Profilaxis PosExposición) y la PrEP (Profilaxis PreExposición).
El primero es un tratamiento que se viene utilizando hace mucho tiempo en Colombia a aquellos pacientes que, por diferentes motivos, pudieron tener una exposición al virus. Este tratamiento se le brinda a los pacientes por un período de 28 días como mínimo y se debe iniciar dentro de las primeras 72 horas para evitar la infección. Entre las causas comunes para llevar a cabo dicho tratamiento, se encuentran el acceso carnal violento, los pinchazos con agujas u objetos corto punzantes entre los profesionales del área de la salud, las relaciones sexuales de alto riesgo (es decir aquellas de se realizan sin protección con personas que viven con el virus) y bebés de mujeres embarazadas con diagnóstico de VIH positivo. En estos casos, si el procedimiento se hace bien, la PeP garantiza una protección efectiva del 99%.
La PreP, por su parte, es un medicamento que se viene usando en los Estados Unidos y Europa hace 8 años, demostrando ser efectiva para prevenir la infección por VIH en aquellas personas que tienen prácticas sexuales riesgosas.
A diferencia de la PeP, un esquema HAART (consistente en una combinación individualizada de tres diferentes tipos de medicamentos), la PreP está compuesta por 2 componentes (Tenofovir y Emtricitabina), en una presentación de una sola pastilla diaria.
De acuerdo con la investigación denominada iPrEx, realizada en casi 2.500 hombres gays, bisexuales y mujeres transgénero en seis países, a quienes se les suministró tratamiento PrEP (Truvada), se demostró que el riesgo de adquirir el VIH había disminuido hasta en un 92%. Análisis más profundos, indicaron que si se acoge el protocolo definido por la Organización Mundial de la Salud –OMS-, que establece que se debe tomar una tableta diaria, los niveles de medicamento en la sangre de estos pacientes les permiten una protección contra el VIH, hasta del 99%.
El objetivo, como se plantea desde la estrategia de Prevención Combinada, es brindar información y educar en el uso correcto de ambos tratamientos, para de esa manera deslegitimar todos aquellos procedimientos que están siendo mal usados en el país y que comprometen la efectividad comprobada de la PeP y la PrEP.
“En Bogotá existe una amplia red dedicada a la supuesta venta de la PrEP, para ser utilizada en sitios swinger o eventos de sexo grupal. Incluso, se ha ido popularizando el ‘Taking tea’ o ‘Tomando el Té’, que es un cóctel de medicamentos compuesto por una pastilla de Viagra, una de Éxtasis y otra de Truvada. Lo que la gente no sabe, es que dicho tratamiento no es efectivo para la prevención del VIH. Adicionalmente, son medicamentos que no cuentan con protocolos de seguridad, no tienen en cuenta las fechas de vencimiento y son empacados en bolsas que no protegen al medicamento de la luz, disminuyendo así la efectividad de sus componentes”, afirma Martínez.
En Latinoamérica, la PrEP ha comenzado a ser suministrada en poblaciones clave, siendo Brasil, Chile y México, los pioneros en su implementación. En Colombia, desde hace aproximadamente cuatro meses, se está desarrollando un programa piloto con 480 pacientes, con el fin de validar lo resultados positivos obtenidos en los otros países. Para ello, la OPS destinó recursos a dos operadores (Profamilia y Sies Salud), por un período de 12 meses, de los cuales los seis primeros se desarrollarán solo en Bogotá, y posteriormente, se iniciará el proyecto en otras seis ciudades del país, hasta completar el año de ejecución.
Este programa piloto seleccionó a los candidatos que cumplían con los requisitos para ser tratados con la PrEP, entre los que se incluyó a pacientes mayores de 18 años, personas seronegativas en una pareja serodiscordante, relaciones monogámicas en las que no se conoce el estadío de seronegatividad de la otra persona y parejas a las que se les ha detectado una ITS en los últimos seis meses. A cada uno de estos candidatos, finalmente, se les realizó la prueba de VIH con tecnología de cuarta generación, con el fin de comprobar que no vivían con el virus.
La importancia de la PrEP está fundamentada, no solo por su probada efectividad que alcanza hasta el 99% en aquellos pacientes que la usan de manera adecuada, sino también por su esquema de costo/beneficio, tal y como se ha demostrado en todos los países donde se ha implementado la estrategia. No obstante, en Colombia aún falta que el Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud –IETS-, entidad encargada de realizar el estudio de Farmacoeconomía en el país, pueda establecer dicho costo/beneficio, con el fin de que esta estrategia pueda ser considerada para ser incluida en el plan de beneficios de salud colombiano.
Dicho estudio deberá considerar las preguntas de ¿Cuánto le cuesta al Sistema de Salud un paciente con VIH de por vida, cuánto vale el medicamento retroviral y sus efectos secundarios, cuánto es la evitabilidad de hospitalización teniendo en cuenta que un paciente con VIH que es hospitalizado se lleva como mínimo 10 días y cada día le cuesta al sistema cerca de $1.500.000? Y, si a ello se le suma que el paciente puede quedar con complicaciones, ¿cuántos días le da de incapacidad? Sin duda, estos cuestionamientos terminarán siendo argumentos de peso para que el IETS presente conclusiones relevantes para definir el futuro de la PrEP en Colombia.
La PrEP vs. otras ITS
Para algunos detractores de la PrEP, este medicamento es el causante del incremento de nuevos casos de otras ITS diferentes al VIH. Sin embargo, acorde con los argumentos de Pedro Luis Martínez:
“La OPS y la OMS no tienen datos fidedignos respecto a este tema. Es un imaginario que se tiene. En Colombia, por ejemplo, que ha sido un país donde aún no se ha implementado el uso de la PrEP, el registro de casos de Hepatitis y de Sífilis está disparado. Adicionalmente, hay que tener claro es que la PreP está destinada para oblación clave como Hombres que tienen sexo con hombres y Mujeres trans, y los estudios han comprobado que estos dos grupos poblaciones no están haciendo uso correcto del preservativo”.
Sin embargo, lo que sí es importante resaltar es que en ningún caso la PreP es un medicamento para prevenir otras ITS, mucho menos como una estrategia de prevención del embarazo.
Por ello, tanto ONUSIDA como los expertos en VIH, coinciden en que no se puede concebir a la PrEP como estrategia única, ésta es sólo una de las alternativas utilizadas dentro de un esquema de Prevención Combinada con el uso constante del preservativo, en el que la información y la educación son los factores más relevantes.
Sin embargo, en un país como el nuestro, éstas siguen siendo el talón de Aquiles de una epidemia que sigue afectando a miles de ciudadanos, especialmente a jóvenes entre los 25 y 35 años de edad quienes, además de lidiar con un tratamiento de por vida, deben enfrentar el prejuicio y la estigmatización de la sociedad.