¡Qué esta semana nos sirva para reflexionar! Hace algunos años surgió en el mundo político del país un personaje que rápidamente se hizo reconocido en redes sociales y se convirtió en objeto de burlas por la forma en que le fue negado el aval del Centro Democrático.

Se trata de Miguel Polo Polo, un joven nacido en Tolú que por su cercanía a María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y otros liderazgos uribistas se ha convertido en influencer de la derecha de nuestro país; tanto así que en las pasadas elecciones ganó una curul afro en la Cámara de Representantes, curul que fue cuestionada y que perdió en el proceso de reconteo de votos.

La derrota de Polo Polo ha hecho que sea nuevamente objeto de burlas en redes sociales con comentarios que trascienden de su ideología de derecha y atacan su pertenencia étnica como afro y su expresión de género que vinculan con los sectores poblacionales LGBTI+. Si bien este joven no ha dado declaraciones sobre su sexualidad, creemos que ésta es una oportunidad para hablar sobre cómo una misma persona puede ser víctima de distintos tipos de discriminación, en este caso, racismo y homofobia.

¿Qué es la interseccionalidad?

En los años 80 surge en los feminismos negros la perspectiva de la interseccionalidad que explica que una misma persona puede ser víctima de violencias sistémicas por distintos factores que le atraviesan como el género, la raza, su sexualidad, el nivel educativo, la clase social, entre otros. Esta perspectiva es importante ya que nos permite pensar en cómo estos factores afectan la experiencia individual de cada persona, por ejemplo, no es lo mismo ser un hombre blanco homosexual de clase alta que ser una mujer negra lesbiana de clase baja, ya que las experiencias de cada persona se ven atravesadas de distintos tipos y niveles de violencias.

No es ajeno a nuestro país escuchar frases como “Tras de negro, marica”, palabras que evidencian el racismo y homofobia latente en nuestra idiosincracia. Más preocupante aún es ver cómo este tipo de ataques vienen de personas que pertenecen a estas u otras poblaciones vulneradas. ¡Lo marica no te quita lo racista!, es necesario revisarnos a nosotrxs mismxs y a nuestros discursos, porque para hablar de derechos humanos y respeto, debemos ver primero a qué otras personas o poblaciones estamos vulnerando.

La izquierda no es ajena a la discriminación

Si bien los sectores progresistas tienen una mayor cercanía a los derechos humanos y a una apuesta por la equidad que los sectores más conservadores, los ataques a Polo Polo nos muestran cómo el racismo, la lgtbfobia y la aporofobia están implantadas en nuestros discursos sin importar punta política. Esto lo vemos en cómo Alejandro Riaño (a través de su personaje Juanpis González) usó las palabras “pobre, negro y gay” como forma de descalificar a Polo Polo, o cómo el caricaturista Matador usó en Twitter un video de un hombre gay afro en tacones para hacer una mofa del joven uribista. Y eso que la pregunta, sobre los límites de la discriminación en la comedia nos queda para otra ocasión.

¿Cómo es ser afro y LGBTI+ en Medellín?

Y como estamos convencidxs que “Nada de nosotres, sin nosotres”, nos sentamos a conversar con Miller Talel Huila Vasco, quien se reconoce como mujer trans afro nacida bajo la fuerza de tauro, es estudiante de comunicación y representante de la población trans en el Consejo Consultivo de la Política Pública LGBTI de Medellín.

Daniel Balbín: ¿qué implicaciones percibes que tiene reconocerse al mismo tiempo en dos o más etiquetas con las que se categoriza a poblaciones estigmatizadas y vulneradas?

Miller Huila: “Primero hay que irnos a la historia y es que a la población afro nos consideraban animales que no teníamos alma y a la población LGTBI+ nos consideraban una enfermedad, tanto que incluso había escuelas y academias para corregir esta enfermedad que algunos consideran que tenemos, en ese entonces y aún. Uno todavía escucha frecuentemente comentarios como ‘¡Ay negra, marica y pobre!’, esos estigmas que se tiene en la sociedad.

Fue complejo a la hora de decidir hacer mi tránsito como tal, que mis papás lo afrontarán con ese pensamiento heteronormativo que tenemos como población afro de que el hombre es un macho que sirve para todo. Tuve que transformar ese ideal de hombre a mujer y enseñarles a mis papás cómo tratarme, se han ido acoplando y transformando esas ideas a través de la educación qué he adquirido con el tiempo, pero fue muy complejo, porque son estereotipos que nos han enseñado desde la niñez, entonces hay que romperlos y transformar esos imaginarios.”

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DB: Desde tu experiencia, ¿cómo ha sido la recepción como persona diversa en la comunidad afro y cómo ha sido ser afro en la población LGBTI+?

MH: “Desde lo afro es un poco complejo por lo heteropatriarcal de la cultura afro y esa historia de que el negro es macho, nace siendo macho y se queda siendo macho, entonces fue algo complejo a la hora de transformar mi físico desde la expresión y anatomía masculina al empezar a utilizar maquillaje, fue empezar a deconstruir y construirme ante una sociedad totalmente diferente, fue bastante teso para la cultura afro en mi comunidad, pero siento que es algo que se ha ido como asimilando.

Y con la población LGBTI+ ha sido relativamente fácil y aceptable, pero es porque en mi apariencia física no tengo tan marcados esos rasgos masculinos afro, entonces es algo más aceptable, mientras que, si tú te encuentras a otra chica afro en la calle, tener rasgos bruscos implica ser discriminada tanto por población LGBTI+ como población en general, incluso por la afro. Eso depende mucho de tu aspecto físico y de esos estereotipos que manejamos como sociedad.

Hay que romper esos esquemas y trascender más allá, mirar la belleza desde otras perspectivas. Ya a la hora de hacer el tránsito de asumirme como una mujer, me empezaron a ver como la más débil, como la que no tenía fuerzas, la remilgada, por lo mismo de esos conceptos que tenemos de la población, entonces al ser afro pensaban que solamente servía para hacer quehaceres domésticos de la casa por el concepto racista que la población afro solamente sirve para algunos trabajos, no pensamos en esas cuestiones ni siquiera en lo político, entonces hay que romper esos estigmas y esos estereotipos que se tienen como sociedad.”

DB: ¿Qué podemos hacer como población para que nuestros pensamientos y acciones sean más coherentes y aporten a una sociedad con una visión más interseccional?

MH: “Creo que debemos trabajarlo desde la educación y transformar esos imaginarios que se tienen acerca de todas las poblaciones, no solamente de la afro y la LGBTI+ que han sido de las más visibles y marcadas. Hay que ir entendiendo que podemos construir y deconstruir esos imaginarios que tenemos, desde otras perspectivas, desde otras experiencias. Y me parece supremamente importante llevarlo a la academia para uno ir creando esos discursos de reflexión y no de revictimización, como muchas veces lo creamos”

Desde egoCity queremos invitarte a revisar tus privilegios y a preguntarte cómo en algunos escenarios o momentos de tu vida pasas de víctima a victimario. Juntxs podemos hacer más agradable la vida al otrx. Y si vas a criticar a Polo Polo, que sea con argumentos, no con su etnicidad o su presunta homosexualidad (que, por cierto, nadie tiene derecho a sacar a nadie del clóset).

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