El pasado 3 de enero, la pareja de lesbianas Natalie Rivans y Helen Embleton, informaron que fueron testigos de un acto homofóbico por parte de una cajera de Tesco, cadena de supermercados de Londres.
Rivans contó que después de que la cajera atendiera a otra pareja de lesbianas que estaban esperando un bebé, esta dijo que “las personas gays no deberían tener bebés” y “deberían morir solas”. Pero cuando ella le alegó a la empleada, la mujer simplemente respondió que “era un país libre y podía decir lo que quisiera”.
Inmediatamente la pareja se dirigió a hablar con el gerente de la tienda quien con una respuesta positiva les aseguró que iba a investigar el caso. Más adelante, un vocero de la compañía aseguró que realizarían una investigación interna y se disculpó en los medios: “Trabajamos muy duro para asegurarnos que todos se sientan bienvenidos en Tesco y tenemos un énfasis particular en celebrar la diversidad y garantizar que seamos un lugar inclusivo para trabajar y comprar”.
Sin embargo, acorde a información de The Independent, el suceso hace parte de una cadena de actos homofóbicos que se han venido presentando en Londres desde el pasado octubre, donde echaron a una pareja de hombres gay de un bus, tras ser humillados verbalmente por parte del conductor.
Luego, el pasado diciembre, bajo la excusa de estar en un “restaurante familiar” le pidieron a una mujer que dejara de consolar a su novia, quien estaba molesta. Más adelante, en Año Nuevo, una pareja gay denunció que el conductor de un taxi de Uber les negó el servicio tras verlos besarse en el auto.