Un sencillo y barato procedimiento de sangre para ver los niveles de la proteína IP-10 sirve para diagnosticar a personas infectadas con el VIH que aún no han generado anticuerpos y abarata el seguimiento de su tratamiento.
Esta medida servirá para los sistemas de salud con menos recursos a ahorrar cientos de miles de dólares. Así lo certifican estudios llevados a cabo por investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y del Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM).
Según ha explicado el investigador del IrsiCaixa Julià Blanco, los resultados indican que el análisis de IP-10 reduciría el número de pruebas costosas necesarias actualmente para confirmar los casos en los que la infección es muy reciente o si los fármacos están fallando.
Para el 2020, ONUSIDA ha fijado el objetivo ’90/90/90′, es decir, diagnosticar al 90% de las personas con VIH, tratar al 90% de ellas y lograr la supresión viral en el 90% de los pacientes tratados.
Dicha prueba también sirve para diagnosticar el primer estadio de la infección, la “fase aguda”, que es el momento en el que la infección es más difícil de detectar, pero más fácil de transmitir.
Para saber si una persona está infectada por VIH, lo más sencillo es analizar si tiene anticuerpos contra el virus en su sangre, pero los que se acaban de infectar tardan unas cuatro semanas en desarrollar estos anticuerpos, por lo que la manera más precisa de detectar infecciones recientes es mediante el test de carga viral.
Según el investigador, el problema es que éstas personas tienen millones de copias del virus por mililitro de sangre, por lo que son altamente infecciosas y si la detección es temprana podrían iniciar el tratamiento cuanto antes.
En un primer estudio, publicado en Scientific Reports, analizaron a las personas que no tenían anticuerpos contra el VIH que se presentaban con fiebre en el Hospital de Manhiça, al sur de Mozambique, y descubrieron que la proteína IP-10 tiene un alto valor predictivo: el 95,5% de los individuos con niveles de IP-10 elevados estaban en la fase aguda de la infección por el VIH.
“Este test no sustituye el test de carga viral -ha dicho Denise Naniche, coordinadora de ambos estudios-, pero la idea es que, en un área de alta incidencia de VIH, analizar el IP-10 seleccionaría a qué personas seronegativas se les hace el test de carga viral”.
El análisis de costo-beneficio muestra que un test rápido de diagnóstico basado en IP-10 podría evitar entre 21 y 84 nuevas infecciones y ahorraría al sistema de salud entre $176.609 y $533.467 dólares por cada 1.000 pacientes examinados.