Hombres que se disfrazan de mujer exagerando los adornos y actitudes tradicionalmente ligados a lo femenino, peinados, gestos, vestuario. La intención de estos artistas es jocosa y, de hecho, sus orígenes podrían estar relacionados con los espectáculos satíricos de variedades de la época victoriana, conocidos en general como burlesque.
El término procedería del vocablo inglés drag, ‘arrastrar’, y haría referencia a las largas faldas y vestidos que llevaban los actores masculinos que se disfrazaban de mujeres. Las drag queens o travestis son lo más y son un elemento imprescindible de la cultura pop y del colectivo LGBT. Representan no solo la diversidad sino también el espectáculo, el humor, la autocrítica y, al final del día, la diversión que todos nos merecemos. Pero si te crees que las travestis son algo del siglo XX, estás muy equivocado.
Las primeras drag queens datan de los siglos XVIII y XIX. Los actores más de moda del momento no se cortaban un pelo en disfrazarse de mujer. En aquel momento era algo relativamente aceptable, ya que en los motivos eran puramente ociosos, para el espectáculo.
Por ese entonces, la homosexualidad se seguía relacionando con el mundo del espectáculo y si un hombre se disfrazaba de mujer era que algo tenía o escondía. Después de los años 20 el mundo drag sufrió un bajón considerable y no fue hasta la revolución sexual de los 70 que empezó de nuevo el boom. Y así hasta hoy, cuando las drags cobran más y más importancia en nuestra sociedad.