En esta ocasión el reconocido programa First Date abrió de manera significativa una ventana a la diversidad, un trabajo sobresaliente en el correcto grado de inclusión y respeto que protagoniza.
First Date es un programa muy reconocido en Madrid, España. Éste se fundamenta en dar espacio a personas que desean darse el chance de conocer mediante una cita a ciegas a quien podría ser o no su media naranja.
Dyan, un hombre trans quien desde los 6 años reconoce que es un hombre a quien le gustan las mujeres, hoy con 22 años de edad, expone como su proceso de transición no ha sido para nada fácil, pues como bien lo comenta durante el programa, sus padres no comparten su decisión de vivir su sexualidad e identidad. Su madre más que todos se ha apartado fuertemente, pero su padre y familiares paternos intentan, aunque aún se muestran reacios a aceptarlo por completo.
Esta situación logra crear en Dyan, un gran peso de inseguridades y miedos a la hora de querer entablar una relación estable con alguien, pues esas heridas emocionales a las que ha venido encarando desde pequeño y desde su núcleo familiar no han permitido que se desarrolle libremente en el campo amoroso – afectivo.
El pasado miércoles 7 de marzo, el participante comparte públicamente cómo es vivir siendo transexual, cuales son esos infortunios a los que se está siempre expuesto socialmente:
“Me siento solo porque noto que nadie me ve como realmente soy. Se fijan más en cómo soy por fuera que por dentro, y eso es algo que me da mucha rabia. […] Ser transexual es muy duro. La otra persona tiene que tener mucha paciencia y además tener la mente muy abierta. Y hay mucha gente que no quiere dar ese pequeño paso”
Sin embargo, durante el programa, se da espacio a Dyan para conocer a esta persona con quien intentará derribar esas limitaciones que se autoimpone. Irene se llama esta chica ante la que se presenta, sin espera se dispuso a comentarle acerca de quién es y cómo asume su vida, afortunadamente ella le brinda fortaleza animándose a hacerle notar que esto no es ningún problema y que le encantaría tener una segunda cita.
La decisión sobre nuestra identidad no debe ser en ningún aspecto un limitante, el orgullo nace de nosotros mismos y ese amor propio es el que nos debe llenar de igual manera
