El 23 de enero de 2015 a las 2 de la mañana falleció Pedro Lemeber un chileno que le complica a cualquier redactor escribir sobre su muerte. ¿Quién fue él? Un periodista, un escritor, un poeta; en acción. Un homosexual, un travesti, un amante; de vida. Un cáncer, de muerte. Es difìcil encontrar las palabras justas para resumir su vida en este preciso instante, entonces que sean sus palabras el cierre más preciso.
“Queridos amigos feisitos:
Mi enfermedad no me permite contestar en otra página que no sea ésta.
Les dejo estas letras en estas letras en este último día de este mísero y próspero año. El reloj rueda frenético hacia las doce de la noche. Para algunos éste año ha sido dichoso. Para otros no tanto, como por ejemplo para mi amiga ministra, Helia Molina, a quien la derecha pérfida, golpista, hipócrita y cerda cagó. No merecen ser chilenos, porque lo dicho por Helia lo hemos pensado todos, miles de veces.
Bueno, el reloj sigue girando. No hace frío ni calor, y extiendo mi voz como un abrazo anticipado para ustedes. Siempre estaré con ustedes, con quien merece estarlo, por supuesto. Viví en este país hermoso que tanto amé con Gladys, con mi madre, con Sergio Parra, con la izquierda dura, que nunca se doblegó.
Falta gente, faltan amigos, faltan mis desaparecidos, que torpemente casi dejo afuera de esta lista.
El reloj sigue girando hacia un florido y cálido futuro. No alcancé a escribir todo lo que quisiera haber escrito, pero se imaginarán, lectores míos, qué cosas faltaron, qué escupos, qué besos, qué canciones no pude cantar. El maldito cáncer me robó la voz (aunque tampoco era tan afinado que digamos).
Los beso a todos, a quienes compartieron conmigo en alguna turbia noche.
Nos vemos, donde sea.
Pedro Lemebel.”