La tarde está soleada, la lista de cosas que tenía por hacer del trabajo la acabé y la única opción que se pasa por mi mente es salir a caminar por la ciudad y sentir la naturaleza que la envuelve, ponerme los audífonos y darle rienda suelta a Spotify con alguna de sus playlist hechas especialmente para relajarme ¡Mejor plan imposible!
Mentira ¡sí puede ser mejor! Con algo de tomar bien delicioso que acompañe el calor que está haciendo, algo no muy dulce, ni tan simple, que me ayude a ambientar el momento… Ya lo tengo en mente.
A lo largo de la historia, se ha sabido que el consumo de té es un tema sobre todo medicinal con múltiples beneficios que ayudan a mejorar la vida notablemente, lo cual ha hecho que esta bebida sea tan apetecida en todo el mundo.
Según leyendas, en un comienzo fue descubierto en China por el emperador Shen Nung, expandiéndose hasta Japón por monjes budistas; otras historias cuentan que fue descubierto en la India por el monje Bodhidharma; sin importar en donde nació primero, en estos tres grandes territorios el té era consumido por castas de la más alta categoría que luego quisieron compartirlo con su pueblo, hasta el punto de volverlo un referente de intercambio comercial, momento en el cual llegó a Portugal, Holanda y el Reino Unido donde la burguesía, en plena era del Renacimiento, decidió volcar sus reuniones y encuentros en torno a esta bebida, generando un alto tráfico entre Europa y las potencias en el tema, China e India.
Al día de hoy, el té es la segunda bebida que más se consume en el mundo, luego del agua y seguida por el café. Con los años, el culto en torno a éste, siempre basado en las antiguas creencias chinas e indias, fue evolucionando hasta el punto que en los últimos siglos también se sirve frío, un invento perfecto para las temporadas de verano en cualquier ciudad y las mañanas, tardes y noches en países tropicales.
Sólo con una idea en mente, pero sin un sabor o color escogido previamente, me fui acercando a la tienda más cercana al ritmo de Ed Sheeran en mis audífonos, sintiendo la suave brisa de la ciudad en mi rostro, acompañada de un sol picante pero cuidadoso, imaginándome desde ya ese sabor especial, ese refrescante té que enamora paladares. Es tan sólo entrar y allí está, helado, esperando por mí.
En Colombia, hace un poco más de cinco años, la innovación se apropió del té y lo llevó a volverse de nuevo la bebida que rompe paradigmas, incursionando en un mercado invadido de líquidos dañinos, logrando que el cuerpo y la mente se conecten con una salud que se basa en la armonía y tranquilidad del ser.
Ahora también en Chile, Australia, Bolivia y próximamente en Guatemala, Té Hatsu es la marca latinoamericana, responsable de ofrecer éxoticos y deliciosos sabores que parecen creados con el más exquisito gusto del paladar de un milenario emperador.
Ofreciendo productos en botellas con diferentes colores que estimulan la vista, a la vez que cada uno describe sabores que son placer puro para el gusto.
Hatsu, que en japonés significa principio y primogénito, no es sólo té, es una bebida fría saludable y baja en calorías, embotellada en vidrio para conservar sus propiedades y sabor natural, en un empaque minimalista, elegante y creativo.
Una marca y una bebida, donde no hay diferencias, incluyente, pensada para aquella persona, que sea quien quiera ser, sabe disfrutar de los placeres de la vida en sabores pensados para ella.
Sólo fue acercarme y ya era mía, aquella bebida en una hermosa botella, el calor acabaría en sólo segundos, imposible no dejarse tentar, aún en mis oídos Ed Sheeran me hacía saber que era el momento ideal; entre blancos, negros, verdes, rojos, azules y más, escogí justo el sabor y la botella pensada para mí, aquella edición especial limitada con la bandera del arcoíris acompañada de la palabra #love, que lanzaron precisamente para apoyar la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos de aprobar el Matrimonio Igualitario en sus 50 estados.
¿Cómo no enamorarse de una marca que sin problema alguno, ni etiquetándose, apoya la inclusión humana y es responsable ambientalmente?
Fotografías tomadas de Facebook.
