En Medellín se adelanta la investigación “Memorias socio-espaciales de la generación que salió del clóset”, un esfuerzo académico que, en teoría, busca rescatar las huellas históricas de nuestra población LGBTIQ+. Sin embargo, sorprende —y preocupa— la ausencia de egoCity en este trabajo, pese a que hemos sido un actor fundamental en la construcción de memoria, en la desestigmatización de las diversidades y en la defensa de nuestros derechos.
Contexto
Durante 13 años hemos ejercido un periodismo ético, informado y respetuoso, que se distancia del amarillismo, el morbo y la sexualización que caracterizó a varias de las guías históricas referenciadas en la investigación. Mientras otros privilegiaron el negocio del deseo, egoCity ha apostado por visibilizar los espacios de homosocialización contando las historias que dignifican a nuestra comunidad, informando con responsabilidad y denunciando las violencias que históricamente nos han marcado.
No hablamos desde la vanidad, sino desde los hechos: egoCity ha sido galardonado con 11 premios de periodismo, ha recibido reconocimientos de la Asamblea Departamental de Antioquia y del Concejo de Medellín, y ha representado a Colombia en delegaciones internacionales de emprendimiento. Somos un medio comunitario que ha crecido de la mano de organizaciones sociales, liderazgos diversos y ciudadanías que confían en nuestra voz.
Por eso, la invisibilización de egoCity en una investigación financiada con recursos públicos y acompañada por la Secretaría de Cultura de Medellín, no es un detalle menor. Es un hecho grave en términos de equidad y reconocimiento. Cuando se citan medios que han hecho aportes —e incluso dañinos— a la representación de las personas LGBTIQ+, pero se omite a un medio que ha trabajado por elevar la dignidad de nuestras voces, se envía un mensaje peligroso: que los esfuerzos serios, éticos y con impacto comprobado pueden ser borrados de la memoria oficial.
Visibilizar para reconocernos
Entendemos, por supuesto, la autonomía del investigador. Pero esa autonomía no debería confundirse con omisión ni con desconocimiento de una realidad que es evidente. El profesor Walter Bustamante, del colectivo Guamaro, sabe de la existencia de egoCity, y justamente por eso, resulta aún más desconcertante que nuestra labor quede en la sombra.
La memoria no se construye con sesgos, sino con pluralidad. Invitamos al investigador a ampliar la mirada, a reconocer la diversidad de expresiones en toda la ciudad y a no reproducir exclusiones dentro de la misma diversidad. Porque la memoria de Medellín también se escribe con egoCity.