Amalia Andrade en su libro “Uno siempre cambia el amor de su vida (por otro amor o por otra vida)” explora el duelo sentimental.
Cuando un libro verdaderamente me atrae lo devoró en días. Eso mismo me paso con la historia (que no creo que es solo su historia, o la mía, sino la de todos aquellos que hemos padecido una tusa*) que Amalia Andrade cuenta en su libro.
Un título largo suficientemente descriptivo y una contraportada que parece un libro de superación personal pero que terminó siendo compañero de un fin de semana de liberación (sí, lo compre el viernes y me lo leí entre el sábado y el domingo), un libro que estaba destinado a ser uno más de mi corta biblioteca y por lo contrario terminó en una buena experiencia de lectura.
Andrade decidió escribirlo a mano, la compadezco. Con dibujos de una niña en etapa preescolar que atraen, y una letra, aunque también un tanto infantil, muy acogedora y simple para el lector, nos da un empadronamiento para llamar al “super poder” transformador y convertir una mala experiencia en una “fuerza liberadora”. He de resaltar los ejercicios (aunque no los hice porque no ando entusado, quedan ahí para ponerlos en marcha la siguiente vez que me rompan el corazón) y las recetas (debo intentar cocinarlas).
Entendí que hizo un buen efecto en mi psiquis cuando mi mamá al pasar por el cuarto se preguntaba: “¿mijo usted que está haciendo que tiene cara de pendejo?”, ponía esa misma cara que pongo cuando leo mensajes del tipo que me gusta, esa sonrisa de oreja a oreja que es entre placer, esperanza y liberación.
En 7 capítulos donde habla del llanto, la autodestrucción, la rabia, la venganza, la depresión, la autocompasión y la reinvención se llega a la compresión de la idea de que “llorando se fue”.
Andrade en el primer capítulo intenta dar su propia definición del desamor con el dramatismo y tormento que conlleva, dice que es “un hueco perpetuo en el estomago, ganas de llorar permanentemente”, yo me doy como voluntario también para mejorar esa definición y le agrego algo más:
El desamor es una mari**da, una enchim**dez de nuestro corazón que aún siente por otro pendejo y que no acepta que las cosas ya terminaron, que uno va primero antes que cualquier sentimiento y que hay que echar tierrita. Una vaina que se llora, se ríe, se vuelve llorar, se recuerda sin dolor, que te roba sonrisas a solas luego de años. Un descubrimiento de nuevas oportunidades para creer en otro amor.
Lo importante que creo que Amalita (tan confianzudo uno que cuando lee un libro cree que ha conocido media vida del autor) quiso reflejar y yo hoy invito es a 3 cosas: En primera instancia es no hacer una tusa perpetua (que jartera), luego que la vida es complicada de vivir y que está bien sentirnos mal por una decepción amorosa y por último que confiemos en el amor (la tusa es el momento de debilidad ante la manada, los otros lo huelen, lo buscan para hacerte caer de nuevo en el amor).
Cambien el amor de sus vidas por otro amor o por otra vida (es decir, lean el libro).