Hay de revolcones a revolcones. Los hay en la cama, en la cocina, en la regadera, recargados en un balcón y también caminando…
Y digo que caminando porque los TONES necesitamos tiempo a solas para observarnos, reconocernos y gustarnos antes de rechinar el catre con alguien. No se desilusionen, hoy no estoy hablando del terreno sexual, ni tampoco de un momento de vanidad frente al espejo. Sino de un recorrido a través de los años, quizás al observar una fotografía, un video o recordando momentos que se quedaron en nuestros recuerdos. ¿No les parecen estos tremendos revolcones existenciales?
Hoy me levanté temprano a escribir en mi blog y revisé algunos artículos viejitos. De pronto me topé con uno que incluía un video en el que un amigo y yo cantábamos una canción hace tres años.
¡Cuántas cosas han sucedido desde entonces! ¿Cuántos cambios de todo, hasta de piel (como las víboras) has vivido tú?
Seguramente muchos hemos cambiado de trabajo, de pareja, de casa, quizás hasta de país. Hemos tenido que aprender a soltar y a dejar el pasado atrás para poder avanzar. ¿O no lo has soltado? ¿Crees que has avanzado en la dirección correcta o por lo menos, en la que realmente deseabas?
Estas preguntas suelen ser fuertes porque en muchas ocasiones el miedo nos ha orillado a decidir lo que no deseábamos y nos damos cuenta que el lugar en el que estamos parados hoy se siente ajeno. Como que no encajamos, o como bien dijeran las muchachas que ayudan con la limpieza: “es que no me hayo, señora”. Ja, ja.
Pues estas muchachas que nos ayudan son mucho más inteligentes que nosotros porque cuando algo no les gusta, simplemente se van y buscan un lugar en donde puedan sentirse tranquilas y felices. No se andan con rodeos ni pierden tiempo.
Ayer en la noche caminaba lentamente por la casa y observaba minuciosamente todo, me daba cuenta que estoy en un lugar nuevo en el que todavía no hay mucha historia mía, de pronto llegué al baño y me detuve frente al espejo. Me observé detenidamente y ¡Bum! Me encontré, me reconocí a mis 41 años con menos pelo, con más historia grabada en mi piel y mi mirada, con una copa de vino que había recargado arriba de la tapa del escusado. Pero al mismo tiempo vi al niño de siempre con sus mismos sueños e ilusiones, con su esencia intacta.
Se siente bien bonito darnos cuenta de que siempre estamos completos y que aunque el tiempo pase y nos ponga de cabeza mil veces, seguimos siendo los mismos, en cierta forma.
¿Te ha pasado que de pronto piensas en ti y te das ternura, que te observas como si fueras otra persona y piensas en todo lo que has hecho en tu vida para llegar al lugar en el que estás hoy? ¿Te ha pasado que te observas y puedes sentir risas, lágrimas, enojos, emociones, morbos, rencores, miedos, amores y desamores?
Miro a través de la ventana mientras estoy escribiendo y sopla un aire muy fuerte que se lleva todo lo que ve a su paso.
Sí, los #TONES somos los 30-tones, 40-tones, 50-tones… Pero sin duda, cada década debe ser muy distinta. El cuarto piso a mi me resulta muy reflexivo, fuerte pero liberador. En el cuarto piso estoy tomando las decisiones que antes me dio miedo tomar y estoy volviendo a sentirme libre como cuando tenía 20, pero ahora de manera consciente y con experiencia.
De los 80’s al 2016 el mundo ha cambiado para bien (y también nuestro guardarropa afortunadamente) ¡Qué risa la moda ochentera!
¿Qué tanto has cambiado tú? ¿Qué tanto te gusta el lugar en el que estás parado hoy? Si te preguntaran que cómo te sientes en tu vida dirías que bien o responderías: “Ya me voy señora, es que no me hayo aquí”.
Les comparto el video de hace 3 años por el que surgió la necesidad de escribir este post.
¿Y después de ti, qué?
Cuenten a qué le sabe a cada un@ esta década de su vida.
En mis redes sociales seguimos hablando de #TONES y otras cosas…
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