Mucha gente confunde la madurez con amargura. Creo que madurar significa ir obteniendo comprensiones de la vida, dejar de cometer los mismo errores y aprender que la actitud es lo que determina los resultados. Más allá de eso, el espíritu de niños siempre debe prevalecer. ¿Por qué? Porque cuando éramos niños disfrutábamos las cosas sin preocuparnos, porque nos reíamos sin límites, porque no nos importaba la opinión de los demás, porque éramos nosotros mismos.
¡Los números nos asustan!
El problema de los números es que siempre significan límites y a este mundo al que le encanta limitarse, llegar a los 30 les asusta, a los 40 los petrifica y a los 50, 60 o más, ya ni les cuento. Por eso yo admiro y me inspiran los TONES que conservan su niño, su alegría, su espontaneidad y locura genuina.
Obviamente, la gente que se reprime, se limita y vive regida por los números siempre criticará a quien logra liberarse de ellos.
En lo personal, tengo un niño muy fuerte, afortunadamente más fuerte que mi cabeza senil y gracias a eso logro seguir haciendo locuras y hasta tonterías, logro divertirme y reirme de mi mismo y de la vida. ¿Y tú?
Se supone que la gente gay es más libre pero no es verdad. De todo hay como en todas partes. En las redes sociales es fácil encontrar gente extrovertida, exhibicionista, pero siempre se nota quien es auténtico y quien solo quiere llamar la atención. En las mismas redes sociales también existe muuuuuucha gente que solo las utiliza para dejar comentarios negativos, para ofender a los demás. Pero es lógico, quien trae tanta basura dentro de alguna forma tiene que sacarla para no morirse.
Lo importante es que los TONES sigamos siendo niños, sigamos disfritando la vida con mayor libertad y experiencia, ese el privilegio que nos va dejando los años.
¿Qué tanto te limitas? ¿Qué tanto te preocupa la opinión de los demás? ¿Hace cuánto tiempo que hiciste tu última locura?
Espero que te diviertas un rato con algo muy tonto y simple porque la vida no hay que tomárnosla demasiado en serio.