Al cumplirse veinte años de la muerte de quien fuera considerado el artista más importante de su generación en Colombia, egoCity invita a maravillarse nuevamente con su obra y descubrir cómo desde el arte, Caballero le aportó a la visibilización de nuestra población LGBT.
Lo recuerdo claramente, mi primer encuentro con Luis Caballero ocurrió cuando apenas cumplía mis 20 años. Era una noche de sábado. Tímidamente entraba a la habitación de uno de esos amantes de turno. Su nombre no lo recuerdo. Sin embargo no borro de mi mente el cuadro en gran formato de Caballero, una simbiosis perfecta de cuerpos masculinos que se retorcían unos con otros. Ese momento lo llevo tan grabado en mi memoria porque tal vez fue y ha sido uno de los más sublimes encuentros con el arte y el erotismo masculino.
Luis Carlos Caballero fue uno de esos artistas abiertamente homosexuales que encontraron a través del lienzo, el óleo y el pincel, la triada perfecta para escabullirse de la homofobia rampante que afecta a nuestra sociedad colombiana. En una de sus entrevistas, el artista expresaba: “Me tocó ser distinto, no porque lo hubiera decidido o escogido, sino porque me tocó. Y al tocarme ser distinto, tal vez me tocó ser artista, me tocó ser como soy, y no me arrepiento”.
Uno de los elementos más reiterativos de la obra de Luis Caballero es el uso del cuerpo humano para expresar sus más profundos sentimientos. En la gran mayoría de sus cuadros se reflejan torsos masculinos desnudos, que expresan un sentimiento de drama y un sufrimiento que va más allá del simple dolor físico, un dolor más existencial expresado a través del alma.
Su pintura, como él mismo lo expresaba “es personal y bibliográfica”, eso explica la profunda identidad que hay entre su obra y su vida. José Hernández, en su libro ‘Me toco ser así‘, afirma que “Los cuadros no son de Caballero. Son Caballero”.
Como se reseña en un libro homenaje, publicado por la editorial Villegas Editores, en el aparte del texto de Óscar Gómez Palacio, “… En la obra de Luis Caballero parece no existir la templanza, en él no parecía haber moderación. Había exceso de pasión reflejado en esas figuras. Quizá por eso desconsideró el control moral como un valor supremo para querer y poder mostrar. Para algunos esa fue su mejor propaganda: un gancho. Para otros, mero escándalo. Para otros, su razón de ser. ´Hoy lo sagrado no es Dios sino los seres humanos —Afirmaba—. La imagen sagrada es, para mí, el cuerpo humano. Y en él resumo todo lo que me interesa´. Y agregaba: ´Pinto cuerpos para sentir mi propio cuerpo, y en el momento de pintarlos todo se confunde y se mezcla. El cuerpo que veo me emociona, y la emoción está en el dibujo, y el dibujo me la recuerda…”
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Luis Caballero Holguín (Bogotá, 27 de agosto de 1943 – 19 de junio de 1995) dibujante, grabador y pintor colombiano, considerado como una de las figuras más importante del arte colombiano. Su obra se caracterizó por la pintura de desnudos especialmente masculinos con un fuerte contenido erótico. Caballero Holguín fue abiertamente homosexual. Falleció el 19 de junio de 1995 a los 52 años de edad, víctima de una enfermedad conocida como síndrome cerebeloso.