La mujer asegura que el sacerdote de Gran Canaria justificó su expulsión del recinto diciendo “No quiero a gente como esta en la iglesia”.
Iba a ser un gran día para Milvia Armas y Yurena Mederos, de 33 y 30 años, dos mujeres casadas por lo civil en 2013. El domingo pasado, 10 de abril, llevaron a bautizar a su bebé de 15 meses a la iglesia de Santa Rita de Cassia, en el barrio de Ojos de Garza, en Telde (Gran Canaria). Justo antes de empezar la ceremonia, según cuenta Yurena, el cura se le acercó al banco en el que estaba sentada para decirle: “Tú no puedes subir al altar porque no eres la madre biológica del niño”.
Yurena relata que, después de semanas preparándolo todo, el impacto de las palabras del párroco en ella fue enorme. Aun así, aguantó en su sitio. “Sube y échale el agua bendita al bebé, que yo sé lo que tengo que hacer”, le pidió a su pareja. Milvia se dirigió al altar con el bebé y los padrinos mientras ella esperaba a que el niño recibiera el bautismo. Una vez concluido, se levantó, se colocó a los pies del altar girándose hacia los asistentes y les comunicó en voz alta la prohibición que le había impuesto el cura.
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La iglesia estaba abarrotada. Ese día se bautizaban a otros cuatro bebés y se reunieron allí unas 300 personas. Según la versión de Yurena, el cura, al oír sus palabras, lo negó y le respondió: “No quiero a gente como esta en la iglesia”. Entonces se formó un alboroto en el que los familiares de la pareja reprochaban al párroco su actitud y, tras unos minutos de discusión, todos ellos abandonaron el templo indignados.
Unos días después de lo sucedido, la mujer reconoce encontrarse aún en estado de shock. Acusa al hombre de “homófobo” y no entiende su comportamiento después de haber hablado con él en dos reuniones preparatorias en las que, asegura, no mostró ningún inconveniente. Hoy se pregunta: “¿Por qué las mujeres con niños adoptados sí pueden bautizarlos y yo no?”.
La versión del cura, José Ramírez, de 70 años, dista mucho de la ofrecida por la pareja de chicas. Explica que él siempre les indicó que solo la madre biológica podría estar en el altar “porque la iglesia establece que los padres biológicos son los que tienen derecho a bautizar a sus hijos”. Y responde al caso de los niños adoptados afirmando que “estos sí están reconocidos por la iglesia, a diferencia de los matrimonios homosexuales”.
Ramírez añade que lo ocurrido fue grabado por las cámaras de vídeo del circuito cerrado de la iglesia y que ya lo ha comunicado a los servicios jurídicos del Obispado de Canarias por si consideran necesario iniciar algún tipo de acción legal. Se reafirma en que hizo lo correcto y detalla que cuando al terminar la ceremonia salió de la iglesia, recibió aplausos de los presentes, quienes le decían que no se preocupara.