Ser gay y tener VIH es como salir del clóset dos o más veces. Una y otra vez debemos tener esa conversación.
Una y otra vez debemos temer el rechazo. Prepararnos para una lista de preguntas que todos nos hacen como si fuera un test de revista.
Entiendo que en el caso del VIH muchas veces estas preguntas vienen de la preocupación, el desconocimiento o la simple y llana curiosidad (o morbo). Por eso aquí buscamos organizar y ser una pequeña guía para que cuando alguien le hable de su diagnóstico, usted no termine alborotando demonios con los que esa persona no quiere lidiar.
Primero, y lo más importante, no le pregunte cómo fue que lo adquirió. Seguramente la respuesta va a ser que tuvo sexo sin protección y los detalles de ahí en adelante no tienen importancia. Incluso, si se trata de transmisión por uso de drogas intravenosas o producto de una violación, son muchas las probabilidades que esa persona no quiera hablar de ello. Si en algún momento él/ella desea contarle, lo hará por elección propia.
Más fácil, pregúntele hace cuánto se enteró y cómo se ha sentido. Ésta no es una noticia fácil para nadie y un amigo debería aportar más que un recuento de los hechos. Es mejor preguntar cómo está manejando la situación y cómo se encuentra emocionalmente.
Tampoco le pregunte si se arrepiente o si aprendió la lección. Vivir con VIH no es ningún castigo divino, es simplemente una consecuencia. Nadie lo merece, ni nadie lo desea. Seguramente usted también ha tenido sexo sin protección alguna vez en su vida o estado en una situación de riesgo, ¿y qué tal que sólo con ese instante hubiera bastado?
Evite la conversación sobre quién fue la persona que se lo transmitió, más si después lo va a presionar a que hable con él/ella. Sencillamente no sabemos el contexto de ese encuentro sexual y puede estar cargándole preocupaciones que no le van a ayudar con su salud. De nuevo, si él/ella quiere profundizar en el tema, lo hará por elección propia.
Es mejor enfocarse en el presente y en lo que sí se puede cambiar. Hablen del tratamiento, si le ha caído bien, si ya es INDETECTABLE. Si bien la medicina nos permite tener una vida saludable, no deja de ser un medicamento fuerte, el cual puede tener duros efectos secundarios, especialmente al principio de éste.
Si la persona está en una relación, no le pregunte si su pareja también es seropositiva. Por un lado, podría estar forzando la privacidad de un tercero. Por otro, es una manera de asumir que debería estar en una relación solo con alguien de su condición cuando siendo indetectables podemos estar con quien queramos sin representar un riesgo.
En caso de haber preocupación por la salud de su amigo/a, mejor pregúntele cómo se está protegiendo. Solo tenga en cuenta hacerlo de una manera que no parezca que asume que no se cuida. Porque algo es cierto, cuando uno vive con VIH, vive también con un letrero encima que dice descuidado. Lo que la gran mayoría de las veces puede ser falso y ofensivo.
Reconózcase cómo igual y piense hace cuánto usted no se hace el examen. Hágale saber que usted también tiene esa preocupación. Si lo desea, pregúntele que si lo acompaña a hacerse el chequeo.
Finalmente, dele un abrazo si es su amigo. Béselo y hágale el amor si es su pareja. Recién recibí el diagnóstico no podía evitar sentirme incómodo con el contacto físico, me sentía tóxico, y una persona cercana que te recuerde que no es así puede lograr maravillas.
Con seguridad hay más preguntas que se hacen y no deberían, pero éstas son las que yo he recibido con mayor frecuencia. Simplemente a la hora de hablar con esta persona que le está compartiendo su condición, piense por un segundo antes de hablar.
¿Qué preguntas has hecho o te han hecho? Construyamos de manera colaborativa un espacio libre de prejuicios para quienes vivimos y convivimos con VIH.