Ir a una Marcha LGBT es descubrirnos por dentro y reconciliarnos con todas nuestras caras, es sincerarnos con nuestros silencios y descubrir que todos expresamos lo mismo de maneras distintas. Porque si bien es un desfile de diferencias, nos sentimos orgullosos del arte y el humor que tenemos para transformar el dolor, la incertidumbre y la violencia en colores. ¿Qué sería del mundo sin nosotros? ¿Qué sería de la vida en blanco y negro? ¿Qué sería de la humanidad uniformada?
¡Gracias a egoCity por la invitación a estar presente en la Marcha LGBT de Medellín, Colombia este año! Únicamente había tenido la oportunidad de formar parte de las marchas LGBT en mi país, México. Después de 5 años de asistir anualmente he visto grandes cambios, avances y transformaciones en la comunidad no heterosexual, pero también en la hetero. Felizmente puedo decir que se han dado cambios positivos, mayor inclusión y respeto en la Ciudad de México.
Gran fiesta con música, carros alegóricos, banderitas de colores pero también pancartas se hicieron presentes recordando y pidiendo justicia, amor y respeto por las víctimas de los lamentables atentados de los últimos meses en Orlando y Xalapa.
Por ahí de las 2:00pm comenzamos a avanzar y mi montaña rusa de emociones también comenzó. De la risa y la alegría, de pronto pasaba a la reflexión y la tristeza, pero a los pocos minutos, la gente me ponía alegre otra vez. Y es que solo quien asiste a las Marchas LGBT sabe de lo que estoy hablando. Detrás de la fiesta, el maquillaje, las pelucas, las pestañas, los tacones y la ropa de colores, sea mucha o poca, se deja ver tristeza, dolor y cansancio.
Los guerreros del arcoíris hemos aprendido a sacarle color al rechazo, a la violencia de género, a las miradas que nos ven, no comprenden, pero sí nos condenan. Abrazamos desde e l fondo del corazón a quien valora y respeta nuestras diferencias.
Entre paisas, parceros y muchas palabras nuevas para mí, celebré las diferencias de todos y también las mías, que en ocasiones me cuesta trabajo aceptar. Porque si bien es lamentable que la sociedad nos señale y discrimine, lo peor es no aceptarnos a nosotros mismos. Y no me refiero solo a nuestras orientaciones sexuales e identidades de género, sino a la vida que cada uno tenemos en todos los sentidos; el laboral, sentimental, económico. Desgraciadamente vivimos comparándonos con los demás y se nos olvida que el verdadero éxito consiste en la realización del espíritu, en la libertad personal.
Dejarnos llevar solo por la apariencia es la forma más cruel de limitar la felicidad y la libertad.
En el transcurso de la Marcha se vio de todo: niños, adolescentes, TONES (30-tones, 40-tones, 50-tones, 60-tones…) y personas de la tercera edad. Mi sorpresa más grande fue sentir el cariño de la gente, jamás imaginé que el trabajo en mi blog y redes sociales pudiera llegar tan lejos. Me llevo en el corazón sus saludos, abrazos y fotos. También una que otra nalgada. Ja, ja. Siempre he dicho que después de los 35 años, es de buena educación que nos falten al respeto (broma).
Me divertí demasiado. Canté, bailé, abracé, reí, lloré, besé. ¿A quién? A muchos y a muchas energías eufóricas, alegres y libres.
Esta fue una de las Marchas más importantes de Medellín, se hizo un recorrido histórico que terminó alrededor de las 6:00 p.m. en el centro comercial Obelisco, en donde se situó un escenario maravilloso y en donde se dieron lugar los eventos culturales. La fiesta ya estaba en todo su apogeo con la música de algunos DJ´s y como la gente con quien yo iba no habíamos almorzado, aprovechamos para hacerlo. Por su puesto, nos cargamos de energía una vez más. La fiesta terminó hasta las 10:00 p.m.
Hay mucho por hacer todavía en Medellín, Colombia. Necesitamos un fuerte trabajo de visibilidad y sensibilización acompañado por leyes y el apoyo de instituciones gubernamentales que resguarden la seguridad de toda la Comunidad LGBT.
Me tocó salir a conocer la ciudad con un reconocido amigo periodista que acababa de salir del closet públicamente en redes sociales y una amiga trans, de esas grandotas, preciosas, valientes y apasionadas. Llevábamos todos lentes de sol, pero eso no me impidió ver las miradas de mucha gente hacia mi amiga, no eran miradas de extrañeza, sino de enojo, de cierto odio. Eso es algo que simplemente no puedo comprender y que por su puesto, me duele. El tema gay, bi y lésbico es difícil, pero el tema trans es aún más delicado.
Gracias Medellín, por todo el amor de tu gente y por recordarme lo feliz que soy de trabajar a favor del respeto, la diversidad, la inclusión y la buena vida para todas y todos. Caminemos nuestro propio camino, con nuestros propios pasos y nos encontraremos todos bailando.
Regresaré en Octubre a Bogotá para el #WeTrade2016, un evento muy importante para la Comunidad LGBT. ¡Así que nos vemos prontito!
Estén pendientes del video que próximamente subiré a mi canal de Youtube con mi experiencia en la Marcha LGBT 2016. Seguramente muchos de ustedes aparecerán en él. Pueden irse suscribiendo.