Es 28 de noviembre de 1998, la localidad de Allston, Boston, está impactada por la noticia de que Rita Hester falleció, luego de haber sido encontrada en su hogar con 20 heridas de arma blanca. Sin forcejeos, sin robos de pertenencias, su victimario quería quitarle la vida, nada más que eso. La historia de Rita impactó a Ann Smith, activista trans, diseñadora y escritora, y a las personas LGBTIQ+ de su ciudad, lo que les llevó a conmemorar el Día Mundial de la Memoria Trans el 20 de noviembre del año 1999.
Tan normalizada está la violencia contra los cuerpos diversos, que para nadie es un secreto que son víctimas de crímenes de odio diariamente, fundamentados en el desencuentro, el rechazo a la existencia diferente y la superioridad moral. Según una investigación de Monitoreo de Asesinatos Trans 2023 de TGEU (Transgender Europe), entre octubre de 2022 y septiembre de 2023, se registraron 321 asesinatos de personas trans y de género diverso en todo el mundo. De estas víctimas, el 94% eran mujeres trans o personas transfemeninas. En el 2024 van aproximadamente 350.
En Colombia han asesinado a 26 mujeres trans y 2 hombres trans este año, sin contar los subregistros que puede haber en los archivos, pues debido al mal procedimiento y falta de información sobre nuestras identidades, hasta en la muerte nos invisibilizan.
Violencia recrudecida
Centrándome en el contexto de mi país, debo mencionar el panorama sociocultural que nos empapa hoy en día. La discrepancia entre los sectores poblacionales que apoyan o no el Gobierno actual ha sacado a la superficie lo goda que puede llegar a ser la sociedad, la violencia que pueden ejercer las personas sobre quienes no piensan igual. Las redes sociales se han convertido en un espacio de reafirmación de la razón, una mesa de ping pong donde lo único que importa es demostrar superioridad, así los argumentos sean inexistentes.
Esto ha hecho que las personas trans estemos, de nuevo, en el foco de discusión: “pedófilos”, “pervertidos”, “mala influencia para los niños”, “quieren dañar la sociedad”, y más descripciones nos han latigado las espaldas históricamente, incrementándose fuertemente este 2024. En octubre citaron a una marcha “Por los niños” en contra de una circular de la Superintendencia de Salud que, según sus principales promotores, permitía la “mutilación de genitales de los menores de 6 años”. Con un video quijotesco, algunas de las celebridades del país se “unieron en un mismo canto contra el mal de los transgeneristas que quieren corromper a sus hijos”.
Es muy triste ver que se convoquen a manifestaciones contra un documento que busca garantizar un servicio de salud digno para las personas trans, por el mal manejo del lenguaje y la irresponsabilidad mediática. Aquí creen que las personas trans salimos de debajo de las piedras, o que somos una estrategia política de la “agenda progre” que tanto condenan. Si así nos ven, ¿qué podemos esperar?
Además, uno de los pilares de este discurso anti derechos es que las personas trans “somos una moda”; como si nos despertáramos un día y quisiéramos meternos en una cloaca de la sociedad por puro capricho, como si nos levantáramos con ganas de ser invalidades toda nuestra vida, como si saliéramos a la calle buscando que nos violenten por cómo nos vemos por diversión. Las infancias trans son una imposibilidad para ellos, por ende, nosotres no tenemos historia.
¿Por qué es importante la memoria?
En la Memoria Trans hay hermandad, hay cobijo, hay cuidado; conmemorar esta fecha nos acerca a nuestrxs ancestrxs disidentes del género y nos recuerda que nuestra historia también vale, que nuestra lucha tiene mártires y referentes que no aparecen en los textos académicos. La Memoria Trans le recuerda al mundo que siempre hemos existido y siempre vamos a existir. Las personas trans adultas también fuimos infancias trans, y el objetivo de conmemorar las fechas importantes para nosotres es cultivar empatía en la sociedad y recordarles que también somos seres humanos, que también hacemos parte de la ciudadanía y que el discurso de odio que hay a nuestro alrededor sigue cobrando vidas.