Desde Lirios de agua (2007), su primera película, la joven directora francesa Céline Sciamma sorprende con su sensible estudio de la feminidad. Posteriormente, en 2010, presenta Pauline como parte de un proyecto colectivo de lucha contra la homofobia.
Confirmando su talento, pero también su compromiso con realidades inocultables, realiza Tomboy, un hermoso y sensible largometraje que aborda el tema de la infancia y la identidad sexual, y que recibió el reconocimiento de la crítica en la sección Panorama del Festival de Cine de Berlín.
Tomboy —Marimacho en español— nos introduce en la vida de Laure, una niña preadolescente que recién se ha cambiado de residencia. Aprovechando que nadie la conoce, y que por su aspecto y vestimenta la confunden con un niño, decide hacerse pasar por Michäel.
Comienza entonces la mentira, y Laure/Michael (Zoé Héran) debe asumir una doble vida. En su papel de Michael es un muchacho como los demás: juega fútbol, pelea, se baña en el río, y hasta logra despertar la atención de Lisa que, enamorada de él, termina dándole su primer beso. Todo funciona perfectamente, gracias a la complicidad de Jeanne (Malonn Lévana), su hermana pequeña, que se siente feliz y segura de tener un hermano mayor que la defienda.
Aparentemente, en la intimidad de su casa Laure no tiene ninguna dificultad para ser ella misma. Su madre, más preocupada por ultimar los preparativos de su próximo parto, no presta mayor atención a lo que ocurre con su hija; y su padre, de alguna manera, acompaña sus decisiones. Esto permite que Laure abandone totalmente los pocos rasgos femeninos que aún conserva y emprenda la búsqueda definitiva de su propia identidad sexual.
Sin embargo, viene el momento en que Laure debe iniciar el nuevo año escolar. En este medio, la complicidad familiar no es suficiente. El secreto es develado y Laure debe soportar la más cruel de las humillaciones: dar a conocer su verdadero sexo a los nuevos compañeros.
Trailer de la Película
Con gran sensibilidad, Céline Sciamma construye una lúcida aproximación al universo de Laure, esa niña que habita en un cuerpo equivocado, pero que no renuncia a vivir plenamente. No obstante la evidente angustia que implica mantener su secreto, se las ingenia para lograr la aceptación de su grupo.
La novel cineasta francesa emplea una narrativa minimalista, llena de poesía y de ternura, y en su compañía seguimos a Laure en su cotidianidad. Nos complacemos viendo su buen desempeño en la cancha; somos sus cómplices cuando la emprende a puños con otros niños; sufrimos cuando el grupo de muchachos decide que es el momento de orinar; y… sentimos que el secreto de Laure se descubrirá. Pero, sin lugar a dudas, hay un momento en el que hacemos nuestras su angustia y su ansiedad, cuando en la intimidad de su cuarto la vemos fabricar un pene de plastilina, para apartar del grupo toda sospecha sobre su sexo en el paseo previsto para ir a nadar al río.
Si destacable es el trabajo de Sciamma, no menos importante es el que realiza Malonn Lévana, quien cautiva por su espontaneidad; pero es Zoé Héran quien se gana todos los reconocimientos al asumir con tanta propiedad un personaje demasiado complejo, incluso para el más experimentado de los actores. Tomboy llama la atención sobre los prejuicios sociales que existen en torno a la identidad sexual. El sexo no es algo que se elige, es algo que se nos da.
Tomboy enseña que algunos seres sienten el ímpetu de parecerse al sexo contrario con una fuerza que no es posible detener, así sean etiquetados como “diversos” y tengan que sufrir el rechazo. Tomboy enseña también a aceptarlos y a comprenderlos Una película hecha por alguien que investigó el tema, que supo acercarse a una realidad que a veces desconocemos, negamos o no le prestamos la seriedad que merece. Una historia que pretende educar y abrir mentalidades que aún permanecen cerradas. Su tratamiento, hecho con gran respeto y veracidad, hace de Tomboy una película imprescindible no solo para los amantes del buen cine, sino para cualquier ser humano.
Tomboy (2011).
Género: drama.
País: Francia.
Duración: 82’.
Dirección y guión: Céline Sciamma.
Intérpretes: Zoé Héran, Malonn Lévana, Jeanne Disson, Sophie Cattani, Mathieu Demy y Cheyenne Lainé.
Fotografía: Crystel Fournier.
Música: Para One.