El pasado 30 de abril, en la localidad canadiense de Montreal fue agredida una pareja de jóvenes del mismo sexo por un grupo de homófobos.
En respuesta a la acción homofóbica, la asociación Gai Écoute convocó una protesta pacífica para expresar su solidaridad con las víctimas, y defender el derecho de las parejas LGTB a expresar su afectividad en público de la misma manera que hacen las parejas heterosexuales.
Simon y Sebastien caminaban por el barrio de Hochelaga-Maisonneuve, en Montreal, en dirección a un bar. Iban cogidos de la mano y se besaban de vez en cuando. Cerca del establecimiento, un grupo de chicos y chicas jóvenes les increparon: “¡Eh, maricones, largense, nos los queremos aquí!”. Sorprendido, Simon les preguntó: “¿Por qué hacen eso? ¿Por qué son homófobos?”.
La respuesta vino en forma de puñetazos en el rostro. Durante media hora, los dos fueron repetidamente acosados y golpeados, hasta que lograron huir. Sin embargo, Simon pensó “¡no!, yo también quiero tomar una cerveza, ¡tengo derecho a estar en ese sitio!”, y decidieron valientemente volver al bar. Cuando salieron, uno de los agresores les siguió y emprendió a patadas y puñetazos contra Simon.
Ambos interpusieron una denuncia en comisaría y pusieron la agresión en conocimiento de Gai Écoute, una asociación que presta servicios a las personas LGTB y sus familias. Tras escucharles, los responsables de Gai Écoute decidieron organizar un acto de protesta contra la violencia y de reivindicación del derecho a expresar la afectividad LGTB en público. Según palabras de la activista Maryse Bezaire, “la gente suele pensar que somos una sociedad progresista, la gente suele pensar que ya no hay más homofobia, pero ese no es el caso. Es importante hablar de ello, es importante reafirmar el derecho de toda persona a mostrar afecto en público sin tener miedo a ser el blanco de insultos o violencia homofóbica”.
Gai Écoute denuncia que reciben una o dos llamadas diarias denunciando actos homofóbicos, de los cuales un 43 % son de naturaleza criminal. En la convocatoria de la protesta, hacen constar que “este tipo de incidentes homofóbicos suceden con demasiada frecuencia sin ser denunciados, sin que se lleguen a debatir. Sebastien y Simon denunciaron ante la policía, que ha hecho un buen trabajo. Pero las cicatrices psicológicas permanecen. Incomprensión. Miedo a salir de casa. La sensación de no poder ser uno mismo en público”. Efectivamente, eso fue lo que experimentó Sebastien mientras le golpeaban: “sentía que no tenía derecho a existir o a amar”.
El lunes 9 de mayo tuvo lugar la protesta, con una besada como reivindicación del derecho de las personas LGTB a expresar su afectividad en público.