Los últimos 10 días, desde antes de la Navidad, comenzaron a sucederme cosas extrañas, de esas que hace años yo llamaba “mágicas”. Mi novio me comentó que una chava que acababa de mudarse a su edificio lo había invitado en la noche a tomar unos drinks a su depa. y me preguntó si quería acompañarlo.

Yo llevaba varios días sintiéndome un poco mal con los síntomas de la gripa y le respondí que en el transcurso del día le avisaba. En la tarde le envié un mensaje diciéndole que los alcanzaba a las 7:00 pm en el edificio.

Llegué al departamento de mi novio y salió con una botella de vino, le pregunté si ya era hora de irnos con su amiga y me respondió: bueno, no la conozco, me la topé hace días en el portón de la entrada, nos presentamos y me comentó que había organizado una reunión con amigos y que estaba invitado.

Mi respuesta fue: “¡Me dijiste que era tu amiga! , me siento mal y no tengo ganas de poner mi cara de amable y social”. Él sonrió, me dijo que tenía razón y que era una locura, entonces sugirió que nos regresáramos a mi casa.

Pero como el deber de todo novio es contradecir a su pareja, le respondí:  “Ahora te aguantas, ya estamos aquí, entrarás tú primero y me enviarás mensaje si está bueno el ambiente”.

Corte a… los dos caminamos juntos hacia la casi cita a ciegas de la amiga. Tocamos el timbre y una chica de cabello rizado abrió la puerta, con una sonrisa muy amable nos invitó a pasar. Nos pidió que nos quitáramos los zapatos en la entrada y pensé: “ya empezamos con las excentricidades”. Obviamente me acordé del episodio de “Sex & The City” en el que a Carrie Bradshaw le roban sus zapatos por andarlos dejando botados en la entrada de un departamento.

Subimos las escaleras y mi sorpresa fue toparme con un espacio maravilloso en el que solo había cojines en el suelo, algunas velas y cierto aire de misticismo. Éramos los primeros en llegar, no había nadie más.

Nos sentamos cómodamente, abrimos la botella, sacó dos vasos de plástico y uno de vidrio y empezamos a platicar. Nos contó que acababa de llegar a México, que vivía en Madrid, España, y que acababa de divorciarse, que estaba en un momento de su vida en que necesitaba un gran cambio y que quería vivir con lo básico, dar clases de yoga y organizar talleres que ayudaran a la gente a sanar sus emociones y a reconectarse con ellos mismos.

La plática avanzaba y yo iba descubriendo mayor afinidad con la mujer de cabello rizado, con Carla, una cuarentona encantadora, un tanto loca.

Resultó que conocíamos gente en común, que había tomado clases de Yoga con quien fue mi maestra hace años en México y que teníamos una forma de pensar y sentir muy similar.

El tiempo pasó, comenzamos a reflexionar sobre la vida, sobre lo que verdaderamente nos apasiona, sobre todo lo que hacemos los seres humanos para disfrazar nuestra soledad, para ignorar el vacío que muchos llevamos dentro. Resultó que había escrito varios libros de poesía y nos los mostró, mi novio y yo le compramos tres.

Pusimos música como de película de Almodóvar, con letras intensas y profundas y seguimos tomando. Le platiqué del blog, de mis proyectos y me comentó que le encantaría trabajar conmigo, que ella era muy buena para las ventas y lo administrativo, cosa que a mi me da dolores de cabeza. De pronto nos recomendó ver en Netflix una serie: “Touch”.

Por ahí de las 3:00 am yo comenzaba a sentirme cansado y nos despedimos. Ninguno de sus amigos invitados llegó a la reunión, solo nosotros.

La plática de esa noche se quedó merodeando en mi cabeza. Mi universo interno comenzó a sacudirse y a buscar respuestas. El 24 de diciembre decidimos mi novio y yo pasar la navidad solos en casa. El 25 él se fue a Guadalajara a visitar a su familia y yo me quedé solo y tranquilo. Mi cabeza seguía dándole vueltas a muchas cosas de las que platicamos aquella noche con Carla y decidí empezar a ver la serie que nos había recomendado: “Touch”. Me atrapó desde el comienzo, de pronto muchas de mis preguntas comenzaron a responderse. La serie habla de que todos en este Universo estamos interconectados y que la vida constantemente pone señales frente a nosotros para guiarnos hacia nuestro mejor destino con una razón específica.

Algo en mi se encendió, se reconectó. Después de ver algunos capítulos empecé a recibir señales a través de los números como en la serie, me metí a Youtube y busqué información de física cuántica, de los ángeles. Todo lo que veía tenía sentido, todo me daba respuestas, me devolvía la magia que había perdido y la sensación de que la vida de todos tiene un sentido específico, un fin mucho más espiritual que humano.

Recordé que esa búsqueda de lo verdaderamente importante y trascendente rigió mi vida por más de 10 años. Fue tan fuerte el proceso que viví que perdí el piso, me saturé y comencé a alejarme lo espiritual, que para mi más bien era mágico. Todo en esta vida es un proceso y cada uno caminamos a nuestro propio paso. Todo tiene siempre una razón de ser.

No es opcional buscar la espiritualidad personal, es vital, es esencial, es la única forma de encontrarle sentido a muchas cosas en este mundo. Cuando olvidamos las preguntas clave ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Sin darnos cuenta perdemos el rumbo, comenzamos a vivir en automático sin un verdadero sentido. Y no estoy hablando de nada religioso, al contrario, estoy hablando de “conectarnos” con la vida, con esa Fuerza Infinita de la que todo surge y de la que nada ni nadie está separado, puesto que hemos sido creados a partir de Ella. Tomar conciencia de esto, encender esta búsqueda interna por la verdad nos reconecta con la Fuente, con la Fuerza Infinita de la que hablo. Reconectarnos con un Propósito Superior activa la magia en nuestra vida, establece una nueva dinámica, una manera distinta de percibir el mundo y a nosotros mismos, enciende nuestra mente y comienza a traer las respuestas que necesitamos para cada pregunta, le da rumbo a cada paso que damos.

El ser humano sufre hoy por su desconexión, por vivir atrapado en su ignorancia, en los límites que él mismo se ha impuesto.

Vivimos enfocados solo en lo material y observamos al mundo únicamente con los ojos. Sufrimos porque vemos todo de manera limitada.

Cuando nos desconectamos de la Magia de la vida vemos todo como injusto, cruel, trágico, fatalista. Cuando nos reconectamos nos movemos de lugar, nos damos cuenta que existen varias realidades sucediendo al mismo tiempo y que nosotros tenemos la posibilidad de decidir en cuál queremos vivir.

Aparentemente todo en el mundo está mal, si realmente lo estuviera, hace miles de años que ya no existirían ni las cucarachas. Además, en un mismo escenario vemos que a unos les va bien y a otros mal. ¿Nunca te has puesto a pensar siquiera que esta condición puede ser el resultado de una forma de pensar que determina una forma de sentir, una manera de actuar y por lo mismo, de vivir?

Nos hemos puesto una benda en los ojos para no ver, nos hemos ocultado de la felicidad.

Es difícil hablar de este tema porque no mucha gente está lista todavía para escucharlo y para reconectarse, la humanidad tiene todavía demasiadas resistencias. ¿Acaso no sentimos rechazo hasta por ciertas palabras, términos, temas?

El mundo se ha vuelto tan mental que está atrapado, prisionero de sus limitadas ideas.

 Mi reto este año será unir mi parte espiritual con mi parte humana, aprender a conjugarlas en armonía, aprender a fluir con todo y estar atento a las señales que siempre nos marcan el rumbo correcto y nos dan paz y entendimiento personal.

Somos quienes somos y vivimos lo que vivimos por una razón específica. Si queremos generar cambios positivos, debemos comenzar a ver y a actuar más desde adentro que desde afuera, porque cambiar al mundo es imposible, pero cambiar uno mismo sí se puede, y cuando una persona cambia, cambia su mundo.

Los invito a caminar este 2017 de la mano y a reconectarnos, a recuperar la paz, la alegría, la prosperidad que todos merecemos.

Les comparto el trailer de Touch. La serie está en español en Netflix:

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