El pasado 2 de julio las calles de Medellín recibieron una vez más la marcha del orgullo LGBTIQ+ “Pride Medellín 2023”. Habitantes del Valle de Aburra y extranjeros nos tomamos las calles de la ciudad para celebrar las múltiples expresiones del amor y la identidad. Recogiendo la reflexión sobre la experiencia de ese día de tanta alegría y satisfacción, me queda en mis pensamientos una invitación, la cual me gustaría extender a toda la población, especialmente a colectivas, colectivos, líderes y lideresas sociales, ONG’s y a la institucionalidad que nos congregamos ese domingo, los años anteriores y los que de seguro vendrán en el futuro.

Sabemos que la experiencia de vida dentro de la multiplicidad de expresiones de enunciación e identitarias son incómodas e incomprensibles para aquellos que no quieren ver, pensar y sentir más allá del Status Quo y la heteronorma.

Ante una concepción del mundo limitada y sesgada en la que han tratado de encasillarnos desde diferentes instituciones, pareciera – y creo fielmente que está ocurriendo cada año con mucha más ferocidad y descaro- que marcas y empresas que, si bien pueden ser aliadas pero que casi siempre son oportunistas, nos estuvieran direccionando a una forma de celebración que no tiene el trasfondo intencional de nuestras luchas sociales y políticas.

Las diferentes acciones colectivas de la población LGTBIQ+ se observan – sienten con mucha más fuerza que desde hace 54 años, luego de los disturbios en el ya famoso bar de Nueva York “Stonewall Inn” que significaron el poderoso inicio del movimiento de liberación de personas con orientaciones sexuales distintas en los Estados Unidos. Desde allí, cada año nos encontramos en las calles para brillar y alzar nuestras voces en contra a las amplías problemáticas sociales en las que permanecemos inmersos. Por esto, esta cita debe ser valorada por cada persona participante; reconociendo las luchas y la memoria de las personas que nos han permitido la consolidación de algunos derechos.

La marcha del orgullo es un acto plenamente político, para celebrar de lo que somos, para la reivindicación y exigencia de las múltiples problemáticas del día a día con la intención de un propósito transformador, generadora de consciencia ante el sometimiento patriarcal y demás violencias que nos afectan cuando nos tratan de encasillar y limitar.

La marcha o el Pride, debe ser más un espacio a la celebración y reivindicación mucho más intensa de la gente en las calles. La marcha no puede, ni debería ser un escenario de vitrina publicitaria cuya intención es generar entretenimiento vacío de la reflexión política con la intención de seguir incentivando las lógicas de consumo desenfrenado sólo por generar renombre a empresas que allí se muestran como aliadas. Todo acto en dicho evento debería tener un contenido político mucho más marcado. Las empresas y demás sectores interesados deberían trabajar con el acompañamiento de las diferentes colectividades y organizaciones sociales de la cuidad y así apoyar los cambios que exigimos allí y en otros muchos espacios en los que habitamos todos los días.

Las ganancias de esta conmemoración deben ser estrictamente políticas, sociales y culturales. En ese sentido, me gustaría invitar e incentivar la reflexión, no sólo en Medellín, sino también en las demás ciudades hasta donde éste llamado se pueda extender; sobre la importancia política de la Marcha del Orgullo, con la intención de dar más fuerza a todas las formas y expresiones de lucha, y así consolidar las transformaciones a las que nos han dicho que no tenemos derecho, en las que muchas veces se nos ha instrumentalizado con propósitos mal intencionados.

Consolidemos con mucha más intensidad las transformaciones sociales, políticas y culturales para que sean aún más visibles ante los ojos que no quieren ver, ante los cuerpos que no quieren sentir el amor propio y diverso; para que no brille solo por un mes o un día, sino, para que al final sea parte viva de nuestra cotidianidad.

3 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo, tanto por la calidad de su redacción como por el mensaje q orienta a la reflexión. Veo el tema como un evento más de los q permite la democracia donde todos se pueden expresar libremente, donde se le da espacio a una comunidad marginada, estereotipada y encasillada. El artículo me hace pensar al respecto. Definitivamente el capitalismo y el mercantilismo son parte del juego, cada oportunidad q se presenta para vender o promocionar los productos o servicios de una empresa es evidentemente aprovechada por las empresas q lo consideran oportuno, para generar ventas, posicionamiento y recordación. Eso no está mal, así mismo cada espacio q la comunidad tenga para presentarse, para expresar sus puntos de vista es bienvenida. Es parte de la democracia. Creo q para los adultos de cierta edad es poco fácil de digerir pero veo q para los jóvenes ya es común y normal ver q sus pares tienen “x” o “y” tendencia sexual. Este tipo de eventos ayudan a q la sociedad sea más incluyente e igualitaria. Gracias por darme una oportunidad para reflexionar sobre este importante tema con el que convivimos todo el tiempo pero al q no le damos la importancia que merece.

  2. Hola. Considero que la marcha de orgullo gay se volvió un marcha alegórica a los travestis o al cambio de genero, no se volvió una marcha de cultura, en donde resalta el poder la comunidad en varios sectores de la sociedad; como derrumbar estereotipos de este tipo de comunidad, el hecho de expresar su orientación sexual no tiene que ser un tabú; aun más, se debe buscar una caracterización demográfica de las oportunidades o aspiraciones de dicha comunidad para que tenga una representación política pero no de minoría si no como parte de la sociedad, de igual forma contribuir a su mejoramiento socioeconómico, destruir barreras y que no todo se convierta en brillo y lentejuelas.

  3. Está muy bien que se nos vea, que perciba alegría, fiesta y diversidad pero hemos de seguir caminando, tenemos que construir una cultura fuerte. Quienes no vivimos del modo en el que el sistema patriarcal esperaría, debemos estar más unidxs, ser poderosxs y proyectar una imagen de fuerza, pero para ello es necesario dejar atrás el individualismo exacerbado que ha marcado los últimos años. Hay que organizarnse mejor, al menos de un modo tan eficaz como aquel de la gente que se encuentra todos los fines de semana en sus diferentes templos. En torno a una nueva organización de carácter religioso, no dogmática, atea/agnóstica (o por lo menos no teísta), que luche contra la supremacía blanca, el sistema patriarcal y el racismo, que sea ecologista y esté a favor de los derecho de LGBTIQ+ lo estaríamos, y podríamos conseguir que se estableciesen comunidades de mujeres, hombres y personas de géneros no binarios en muchos lugares, autogestionadas y con fuertes relaciones de cuidados entre sus integrantes. En el blog infinito5.home.blog escribo sobre ella.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí