A veces no se hace necesario buscar la ficción a través del cine, un cómic o la televisión para comprobar la existencia de superhéroes reales que desafían el status quo en instancias del poder sin dejar atrás su verdadera esencia, para eso sólo hay que mirar a los ojos de una persona como Mauricio Toro.
El politólogo y representante a la Cámara por Bogotá para el periodo entre 2018 y 2022 del Partido Alianza Verde, cuyabro de nacimiento e hijo mayor de una tradicional familia del eje cafetero, a quien su madre le enseñó desde pequeño a aprender a luchar por sus sueños y las cosas que quería conseguir en la vida, llegó al mundo de la política luego de descubrir que quienes allí se encuentran, no representan a la ciudadanía de a pie y mucho menos a la que él hace parte, emprendedores y población LGBTI+.
“El poder social transformador de dos horas de salir a votar es gigantesco e incalculable, porque así logramos nosotros, no solamente defendernos, sino avanzar, por eso nos la hemos pasado defendiendo, el día que seamos más avanzaremos”
Con tan sólo 38 años, Mauricio ha demostrado que tiene la principal capacidad de un emprendedor exitoso, en sus palabras, “ser bruto pero decidido”. Ha creado empresa, quebrado y vuelto a emprender, ha sido exitoso en múltiples cargos de la empresa privada como en instituciones estatales y cuando la estabilidad se vuelve costumbre, una nueva aventura llega a su mente e inicia de nuevo, la mentalidad que lo ha llevado a ser referente en innovación, creatividad, desarrollo y emprendimiento.
“Crear empresa en Colombia es para valientes, gente resistente, pero sobre todo gente como yo digo, bruta pero decidida”
Cuando habla de su mamá no puede evitar que los ojos se le iluminen, pues es ella quien lo ha apoyado incondicionalmente, aún cuando no se encuentra de acuerdo con sus decisiones de siempre querer volver a empezar de cero cuando ha logrado el éxito.
Fue ella quien desde muy pequeño le enseñó que para poderse disfrutar todo lo que deseaba en sus viajes de vacaciones, debía aprender a esforzarse sin rendirse en el intento, incluso cuando en su primer trabajo en una tienda de zapatos a los ocho días de estar en bodega llegara dispuesto a renunciar porque le agotaba la dinámica del lugar.
“Tienes que entender que hacer dinero, trabajar y emprender en cualquier parte del mundo es muy duro, así que uno no puede andar renunciando por la ley del menor esfuerzo”
La misma mujer que aunque lo convenció de estudiar ingeniería civil en Cali porque era una carrera que le daba estabilidad y se decepcionó cuando decidió retirarse en cuarto semestre, también lo apoyó cuando tomó la decisión de ser feliz, haciendo lo que realmente disfrutaba, empezar una nueva vida en Bogotá para estudiar Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Javeriana.
“En ese momento me di cuenta que estudiar ingeniería fue el peor error que pude cometer, porque el dinero es resultado de la pasión no de la carrera, ¿si no hay pasión con qué vas a trabajar?”
Aunque ser emprendedor y una gran luchador ha marcado el camino de su existencia, el proceso de su aceptación como gay fue más tardío, no porque no se identificara como tal, sino porque la presión de una sociedad que censura las diversidades sexuales y de género, lo llevaba a hacerse una promesa por la que todos hemos pasado pero que se vuelve una bomba del tiempo que en algún momento estallará, ‘nunca contar nuestra verdad’.
Desde pequeño entendía que su atracción se salía de la norma, eran sus compañeritos quienes le despertaban múltiples sentimientos y lo aceptaba, pero era algo que deseaba llevarse hasta la tumba. En Cali, donde vivió desde los 15 hasta los 21 años, tuvo novias aunque fuera consciente que no era lo suyo, no era un tema para hablar con tranquilidad en ciudades tan conservadoras.
“Aceptaba vivir con el pensamiento pero no con el deseo”
Pensaba que Bogotá era su vía de escape a los tóxicos prejuicios que la sociedad le había enseñado sobre los sectores LGBTI+, ya había dejado atrás al niño que trabajó en múltiples lugares para conseguir el dinero para gastar en sus vacaciones y comodidades, para convertirse en un adulto, aquella persona que vivía sola desde los 18 años en Cali, ahora se enfrentaba a la capital, el lugar donde esperaba estudiar, emprender y descubrir su esencia.
“Cuando uno está joven tiene los bríos en los que quiere que todo sea ya, pero la vida te enseña que todo requiere esfuerzo, resistencia y persistencia… Pero sobre todo, que nada se alcanza solo, se necesita trabajar en equipo para transformar el mundo”
Motivado por comprender cómo “el poder ciudadano es un eje de transformación social”, la frase que lo enamoró de la Ciencia Política, comenzó en Bogotá el camino de lo que sería su nueva vida. Sin embargo, el choque con la realidad fue más fuerte, la marcada homofobia de Colombia no conoce de límites geográficos y llegar a una ciudad donde no conocía a nadie, ni nada, lo enfrentó en su universidad a otra vez encontrarse con espacios donde los chistes homofóbicos y la presión social de tener una pareja del sexo opuesto seguían existiendo, aunque se hubiera prometido no sucumbir.
No conoce el significado de ‘imposible’ y ‘no se puede’, durante su carrera creó Gaia Group, una empresa de accesorios; estudió una especialización en Innovación y Desarrollo de Negocios, la cual lo llevó a entender el mundo de la innovación pública y privada. Y escribió el libro, “Qué transmite tu marca. Estrategias desde la innovación para la comunicación”, lanzado en la Feria del Libro del 2015.
Luego de su práctica profesional, desilusionado de la gestión pública, creó una empresa de consultoría que buscaba asesorar compañías en el desarrollo e innovación de productos y servicios, con la cual estuvo 6 años, logró tener sedes en Perú y Colombia, pero su desconocimiento financiero lo estaba poniendo en jaque, así que estudió una Maestría en Administración de Empresas en España.
Vendió sus acciones en la compañía para poder pagar sus deudas y entrar a ser parte de Innpulsa Colombia, donde ocupó los cargos de Director de Planeación (e), Director de Mentalidad y Cultura de la Innovación, Director de Emprendimiento (e), Director de Plan y Gestión (e) y Presidente (e) durante el gobierno Santos; en ese momento fue uno de los primeros funcionarios del alto gobierno que dijo abiertamente ser gay, escandalizando al entonces procurador Alejandro Ordóñez – un suceso que cuenta entre risas.
Luego de más de dos años en la institución, renunció para montar un nuevo emprendimiento de tecnología con sus amigos, donde era gerente de nuevos negocios unitarios y luego de un tiempo, al haber logrado inversión de un fondo extranjero, le picó el bichito de buscar la forma de cambiar el estado para que la democracia esté a favor de quienes la necesitan, la ciudadanía.
“Yo soy un outsider y como siempre he dicho, para cambiar la política hay que hackearla, meterse para transformarla desde adentro”
Junto a sus amigos emprendió la tarea maratónica de encontrar “alguien que represente lo que para mí somos una mayoría, las micro, pequeñas y medianas empresas, que somos el 96% de empresas del país, pero que no tienen representación porque no financian campañas, no tienen una unidad, ni nos hemos podido cohesionar”, además de defender la igualdad de derechos y una sociedad más equitativa.
“Si los políticos no pudieron ser ciudadanos, nos tocó a los ciudadanos ser políticos”
Con este slogan y frente a la insistencia de sus amigos, sigue sus sueños y decide emprender su camino a la Cámara de Representantes, sin saber del tema y como si fuera para un proceso laboral común, presentando entrevistas y hojas de vida ante el Partido Alianza Verde, el único con que el que es afín ideológicamente y en su accionar.
El 11 de marzo de 2018 con más de 20 mil votos quedó electo, luego de haber tenido una campaña que se sostuvo con el dinero que obtuvo al vender su carro, donde supo manejar el lenguaje frente a un país homofóbico, pero siempre con la frente en alto.
“Somos emprendedores y profesores que luchan por la innovación, el emprendimiento y la educación, que somos diversos sí, pero la etiqueta no nos tiene que limitar porque la inequidad de la discriminación, es que mientras un candidato heterosexual no tiene que pensar en los puntos negativos de su sexualidad, yo tenía que gastar tiempo de productividad en saber cómo manejar el tema para que no me quitara votos”
Su accionar activista lo empezó cuando decidió salir del clóset públicamente en el octavo semestre de su carrera. Junto a su novio en ese momento, crearon el Círculo de Participación LGBT Uniandino y el Círculo Stonewall en la javeriana, como una oportunidad para que las nuevas generaciones tuvieran la oportunidad de vivir su universidad sin tenerse que ocultar entendiendo que hay muchas más personas como ellos.
Mauro es ahora un referente social, porque es fiel muestra que el prejuicio social que nos han dicho que ser LGBTI+ es condenarnos al fracaso, es una mentira, él es ahora la voz de quienes no pueden hablar. El Presidente de la Comisión del Emprendimiento y el Desarrollo Empresarial, miembro de la comisión de investigación y acusación, y miembro de la Comisión Séptima a la Cámara de Representantes, le está enseñando a las generaciones de ahora y futuras que la diversidad nos fortalece, nunca nos debilita.
“Los causantes de que exista la discriminación no son exclusivamente quienes discriminan, somos nosotros también que los permitimos, lo permitimos indirectamente porque no hacemos activismo político, no apoyamos a quien nos debería representar, no creemos que podemos reunirnos para lograr generar y presionar un cambio, porque no dedicamos tres horas cada cuatro años que implica salir a votar para lograr hacer un cambio.
Los sectores LGBT somos tan corresponsables de la discriminación como quienes discriminan porque no nos unimos para defender, no nos unimos para cambiar, ni para pensar que tenemos el poder de transformar esa realidad, a ellos les digo eso, en la medida que entendamos el poder de todos los que somos, ese día la historia va a cambiar”
Mauricio Toro