Al ver un venezolano en Colombia, ¿se ha puesto a pensar las razones que lo llevaron a migrar? Tal vez es alguien seropositivo y en su país no estaba recibiendo el tratamiento que necesita para vivir.
Según Onusida, en 2016 había 120.000 personas viviendo con VIH en Venezuela, uno de ellos es un chico que llamaremos Juan de 23 años que estudiaba Ingeniería de Petróleo y Enfermería. Hasta el 14 de octubre de 2015, la crisis de Venezuela solo había significado una lucha para él: la económica; sin embargo, después de recibir el diagnóstico de VIH conoció de primera mano que su salud también estaba en riesgo.
“El 2015 fue el año en que la crisis se empezó a profundizar mucho más y justamente me salió ese diagnóstico. Siempre he sido paciente asintomático, me hice una prueba de rutina y lo descubrí. Nunca me imaginé que iba a migrar, tampoco que un diagnóstico así me iba a salir, pero he aprendido a superarlo con el tiempo”, recuerda ahora desde Apartadó, el municipio del Urabá Antioqueño que lo acogió.
En 2019, Juan cruzó la frontera de Colombia sin documentos, porque vivir con VIH en su país de origen se estaba volviendo insostenible. Allí llegó a pasar por más de cinco esquemas sin ningún control, porque le daban los antirretrovirales que estaban disponibles, no necesariamente los que debía estar tomando.
“Había meses que tenía el medicamento y meses en los que no. Además, no sabía si el esquema estaba funcionando, porque no había reactivo para hacer las pruebas de carga viral o CD4. No sabían tampoco si estaba generando resistencia de tanto cambio de medicamentos. Más o menos duraba seis meses en cada esquema y luego cuatro meses sin nada. No sabía nada de mi estado serológico, solo sabía que había tomado muchas pastillas distintas. Esto me hizo respirar hondo y tomar esa decisión: venirme aún indocumentado, pero fue la única solución que encontré”, cuenta.
Sin documentos y sin medicamentos, la primera puerta que tocó al ingresar al país fue la de la Cruz Roja, donde le brindaron el tratamiento por dos meses. Más adelante, la fundación Aid for AIDS Colombia le siguió suministrando los medicamentos. Se realizó una segunda prueba de control desde que empezó a tomar antirretrovirales en 2015.
“La doctora que me lo revisó, me explicó que estoy indetectable y que mis defensas están bien, solo que tendría un potencial peligro por haber sido expuesto a tantos fármacos sin saber qué efectos colaterales silenciosos estaban ocurriendo”, señala.
Ahora Juan tiene un salvoconducto de refugiado que brinda el Ministerio de Relaciones Exteriores y debe ser renovado cada tres meses. Con este papel, puede ingresar al Sisbén y posteriormente a una EPS subsidiada para empezar a recibir al programa de VIH.
“Al registrarme al Sisbén, tuve que esperar un mes para afiliarme a la EPS y luego de eso, tenía que pasar otras 24 horas para pedir su cita. El proceso en total, me tomó unos tres meses, mientras me daban los exámenes y todo el proceso que debe llevar cada paciente”, explica.
La búsqueda de Juan parece haber terminado satisfactoriamente, pero con más de un millón cuatrocientos ocho mil venezolanos radicados en Colombia, según el último reporte entregado por Migración Colombia, con corte al 30 de junio, es importante hablar de las diferentes rutas de acción que tienen estas personas.
¿Qué opciones hay para los venezolanos seropositivos en Colombia?
Todos los ciudadanos extranjeros que cuenten con documento válido de afiliación sea cédula de extranjería, pasaporte, carné diplomático o salvoconducto de permanencia / Pasaporte de la Organización de las Naciones Unidas para quienes tengan la calidad de refugiados o asilados / Pasaporte para menores de siete (7) años) y también para ciudadanos venezolanos con Permiso Especial de Permanencia –PEP- pueden ingresar al sistema de salud bien sea por el régimen contributivo o subsidiado, dependiendo de su situación económica.
En caso de contar con un empleo o ingreso fijo, pueden pagar el registro a una EPS y por esta acceder al tratamiento integral estipulado en la Ley 972 de 2005. En caso tal de estar desempleado y contar con alguno de estos documentos previamente mencionados, puede solicitar el ingreso al Sisbén en la alcaldía de su municipio. Después de esto, la persona puede pedir sus citas médicas, entre ellas ingresar a un programa de VIH.
Para aquellos que se encuentran de manera irregular no es posible el acceso al sistema de salud, salvo en casos de emergencias en donde haya riesgo para la vida. Sin embargo, Colombia está haciendo un gran esfuerzo a través de las instituciones y de las organizaciones para buscar soluciones que puedan ir protegiendo a esta migración.
Está el caso de Aid for AIDS que tiene un programa que atiende a varios departamentos del país y que ayuda a aquellos venezolanos VIH positivos, que no están insertos en el sistema de salud para el acceso a su tratamiento antirretroviral, mientras logran el ingreso por cualquiera de las rutas disponibles. También se apoya con las fórmulas lácteas a aquellos niños, hijos de padres venezolanos, que no pueden ser amamantados por sus madres, mientras ingresan a los programas del Estado.
También desde el mes de julio, la corporación Red Somos concretó un acuerdo con la Fundación Panamericana para el Desarrollo -FUPAD- para implementar un proyecto con el objetivo de mejorar el acceso a la atención primaria en salud a la población venezolana y que de acogida a través de la realización de jornadas móviles de manera intramural y extramural, prestando el asesoramiento y pruebas voluntarias rápidas de diagnóstico de VIH.
Es cierto que Colombia no estaba preparada para un fenómeno migratorio como el que se ha presentado con Venezuela, mucho menos en aspectos tan específicos como la atención de enfermedades de alto costo como lo es el VIH, sin embargo, los esfuerzos continúan para ayudar a estas personas que por tantas razones tomaron la decisión de cruzar sus fronteras.