El año 2016 se caracterizó por una terrible polarización en la política colombiana, el plebiscito fue el mayor causante de dicha situación, especialmente por el tema de la “ideología de género”, de la que se ha hablado tanto pero que muchos no conocen. Las consecuencias fueron el triunfo del “No” y el fortalecimiento del referendo discriminatorio de la senadora Viviane Morales.
Este año trae nuevos retos tanto en lo político como en derechos para la población LGBT, pero parece que el ambiente nuevamente va a estar enrarecido por la polarización en torno a los aspirantes a la presidencia. Irónicamente algunos seguidores de candidatos de izquierda se pelean con otros de la misma orilla ideológica y no se dan cuenta que quién se beneficia por todas esas estériles disputas es la derecha más rancia.
Este es el síntoma que vivimos en una sociedad cada vez más segregada y que no acepta la más mínima diferencia. Nos hemos convertido en la princesa que no aceptó al príncipe azul porque no era del color azul que a ella le gustaba. Nos dividimos por cosas muchas veces insignificantes mientras que la clase política gana terrero, votos y finalmente el poder.
Ojalá toda esta nueva polarización no sea el insumo para subir a la presidencia a alguien tan nefasto como Ordoñez o Vargas Lleras. Aún estamos a tiempo de unirnos alrededor de un candidato decente y que vele por los intereses de nuestra población y sobre todo del país. Ya con un Trump es suficiente.