Con pasitos de bebé, el Santo Pontífice ha demostrado que está dispuesto a abrir los brazos a esta parte de sus seguidores que siempre han sido marginados por la Iglesia Católica.
El Papa no los mencionó en ningún momento, y a la hora de nombrar a los asistentes, los organizadores también los obviaron; sin embargo, tener puesto VIP en esta importante misa para 50 de sus miembros es un paso lo suficientemente grande para el Ministerio New Ways, según comenta la hermana Jeannine Gramick.
El grupo, que desde 1977 adoptó la tarea de acompañar a los católicos gays y lesbianas, ya le había manifestado en varias ocasiones al papado que querían participar y ser reconocidos por la Iglesia. Ni Juan Pablo II, ni Benedicto XVI dieron respuesta alguna.
Incluso, Gramick cuenta cómo en 1999 le prohibieron enseñar la palabra de Dios por su trabajo con homosexuales. La orden vino de un guardián de la iglesia, quien años después se volvería Benedicto XVI. No obstante, la hermana no hizo caso.
Por eso, ahora el solo hecho que hayan respondido su llamado es una prueba de que los tiempos están cambiando. El hermano Francis DeBernardo, representante de la organización, dijo que Francisco “le ha dado a la gente mucha esperanza. No creo que sea el Papa que va a lograr los grandes cambios que queremos ver, pero sí es uno que se abre a la discusión”.