El pasado primero de abril, Gustavo y Juan David le dieron la bienvenida a su hija en su hogar. Hace unas semanas nos reunimos con ellos, para conocerlos mejor y que nos contarán sobre el proceso, sus expectativas, sueños, miedos y todo lo correspondiente a la nueva integrante de su familia.
Nos recibieron en su casa de Medellín, donde viven con sus dos golden retriever Frida y Flora y preparan la llegada de la que desde el 01 de abril se volvió legalmente su hija.
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Juan David es comunicador y trabaja en una empresa del sector financiero, Gustavo es abogado y trabaja en una empresa privada, están juntos hace 5 años y desde que se conocieron muchos de sus planes a futuro eran las cosas que los hicieron afines, el deseo de casarse, vivir juntos y empezar una familia, estaba dentro de los planes de ambos y hoy están dando el siguiente paso para cumplir esas metas.
Desde que se casaron ya estaban listos para empezar el proceso de adopción y convertirse en familia homoparental: El segundo, un reconocimiento que en Colombia es legal desde el 2014 gracias al proceso liderado por Verónica Botero y Ana Elisa Leiderman, la primera pareja que logra que ambas madres se conviertan en tutoras legales de los hijos biológicos de Ana Elisa; y el primero, logrado desde el 2017 por medio de una sentencia de la Corte Constitucional que avala a las parejas homosexuales poder tramitar un proceso de adopción ante el estado.
Juan David y Gustavo conocían esos procesos y en parte eso fue lo que les convenció en hacer público el suyo, porque querían contar desde su experiencia cómo han llevado el proceso y ayudar a otrxs para que se inspiren también. Nos cuentan que más allá de ellos, esto es para que se naturalice la idea de las familias diversas en el mundo en el que crecerá su hija.
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Otra de las cosas que los motivó a contar su historia, es desmitificar las creencias de muchas personas frente a la adopción. Gustavo nos contó que principalmente las personas allegadas a ellos, no conocían que el proceso era posible para las parejas homosexuales o que siempre pensaban que es algo costoso y difícil.
En Colombia, el ICBF (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar) es el ente encargado de manejar y gestionar todos los procesos de adopción en su rol de fortalecer la familia y proteger al menor de edad. Pero además, se pueden empezar los procesos con casas privadas, que se encargan de hacer la preparación, búsqueda, acompañamiento y asignación de las familias adoptivas, que finalmente siempre se termina remitiendo al ICBF.
Nos contaron más sobre el proceso de adopción en particular. Luego de enviar la postulación a la adopción y ser considerados, las entidades que encargadas hacen cursos de sensibilización para los nuevos padres, capacitaciones, evaluaciones psicotécnicas y entrevistas privadas y familiares, para asegurarse que los menores de edad sean ubicados con familias responsables que los vayan a proteger.
Gustavo y Juan David nos cuentan que nunca tuvieron problemas o alguna situación de discriminación por ser una familia homoparental, de hecho vivieron “un proceso de sensibilización muy bonito”. Dentro de este proceso, las entidades trabajan algo conocido como APERTURAS, que corresponden a la disposición que tiene una pareja adoptante, para vincular a su familia a un niño diferente a su edad, sexo preferido, color de piel, habilidades y capacidades, edad, entre otras características para ayudar a realmente comprender que, la adopción debe ser un proceso más orgánico en el que no se está escogiendo deliberadamente a qué niño o no adoptar.
“En Colombia la edad del niño o niña en adopción es determinada por la edad de los papás, que el mayor de los dos tenga 45 años se asignan niños de 0 a 6 años, de lo contrario se asignan niños de 5 años en adelante”.
Luego un grupo de expertos es encargado de revisar y analizar todas los resultados del proceso y contestarles con un porcentaje de idoneidad, que corresponde a qué tanto están preparados para acompañar a este niño o niña en adopción; con esto empiezan de la mano de expertos un proceso de adaptación, conociendo más el caso del niño, haciendo pequeñas interacciones y preparándose para la adopción e integración.
Tristemente, según nos cuentan todavía existen muchas limitantes a la hora de tomar decisiones de muchos padres adoptantes en los que prevalecen prejuicios asociados a racismo o clasismo, o no aceptar niños con discapacidades o enfermedades de cualquier tipo, las aperturas buscan disminuir esto y hacer entender que este proceso se trata de un niño que necesita una familia.
Y eso es lo que más me gusta de escucharlos hablar de su proceso, porque se nota el deseo de ser padres y el cariño que tiene cada uno cuando hablan de su hija, se nota en lo que cuentan, cómo están orgullosos del proceso y que están llenos de emoción para recibir a su hija.
Juan David y Gustavo quieren que contar esta historia, ayude a reconfigurar el pensamiento alrededor de la adopción, mostrarle a lxs adultxs de nuestra generación que quieren conformar una familia que se puede hacer y que existen incluso opciones para quienes desean iniciar este proceso por sí solos, sin pareja.
Nos emociona mucho saber que en Medellín, las parejas diversas están conformando familias para que sigamos ampliando el imaginario de las personas de lo que es una familia y que se le den bienvenidas a todas.