Una medida de aislamiento, un virus que se multiplica, un miedo, muchos mensajes de mi hermanita y mi mamá con mucho miedo.
Una doctora que me dice que no está de acuerdo con la PREP, el segundo paciente en curarse del VIH –que al parecer es el primero-, una medida de aislamiento que no nos es ajena, así nos hemos sentido por años –escribió hoy un activista argentino: Sin poder salir de nuestro país por mucho tiempo sin poder entrar a otros países, ¿les resulta nuevo? Llevamos muchos años aislados.
¿Por qué es diferente en esta ocasión? ¿Porque no se transmite por vía sexual? Ahora están tratando con antirretrovirales a quienes tienen coronavirus, “Aquí no hay antirretroviral pa’ tanta gente”, dice mi doctora, parece ser muy diferente, es muy diferente, pero la sensación generalizada que ha traído es como vivimos hace muchos años, entonces no nos es tan lejana, aunque les parezca tan diferente.
Aislamiento, encerramiento, tener que protegerse, tapabocas, forrarse, cubrirse, no tomarse de la mano, parece diseñado para que cada vez nos acerquemos menos, al extranjero, a la pobre, al diferente, al que tiene la “bicha”, el coronavirus y el VIH.
La gente se preocupa de buena fe y también me pide que no me tome de la mano con nadie, por ser marica, por el VIH, ah… ¡Y por el coronavirus! ¿Qué tan lejano les resulta este aislamiento?
Conozco personas que llevan sin toparse la boca con alguien más por miedo hace mucho tiempo, así los medicamentos y los doctores digan otra cosa. Por el VIH, no por el coronavirus.
Ayer me encontré un chico que conocí en mi IPS hace un par de años, tenía un tapabocas que le podía proteger de cualquier bacteria a millas de distancia, me dijo que nosotros teníamos que ser más precavidos, que ya nos había pasado una vez y es que al toro no lo capan dos veces.
Pasará el coronavirus como el AH1N1, pasará como la gripa aviar, la porcina, la gallina, el Zika… En un año nadie se va a acordar, si mucho quienes están aislados por una semana, pero después nadie los va a mirar con lástima, después no van a tener que incomodarse en una cita para decirle a alguien
“Es que… Tengo coronavirus, pero tomo medicamentos y no te lo voy a transmitir”, nadie se va a acordar, a nadie le va a importar.
Pero si eres marica todavía no te vas a poder tomar de la mano, pero si tienes VIH te van a seguir confinando a los kilómetros que te alcancen 30 días para volver por el medicamento.
Así se haya curado el segundo paciente, que al parecer es el primero.