*A quién le interese…

Salí con un chico VIH positivo y logré entender que vivía en la ignorancia y en la desinformación.

El día que me enteré, martes, mi pareja y yo no habíamos hablado desde el fin de semana. Eric, como lo llamaré, había tenido un accidente en donde había dañado su celular.

Cuando por fin logró contactarme, me contó sobre el accidente, mencionando que estaba raspado y con puntos en su cabeza, pero todo estaba bien. Yo tenía muchas ganas de verlo, así que decidí acompañarlo a un TAC que tenía que hacerse.

Debíamos hacer autorizar un examen en una oficina en el centro de la ciudad, así que dije que podía hacerlo. A él le entregan la historia clínica con la hoja del examen que hay que autorizar. Mientras él llamaba a un amigo médico, me puse a ver la hoja de su historia clínica, buscando cuál sería el examen que le harían por el impacto del accidente. Encontré una casilla dónde estaba su nombre y decía paciente VIH positivo.

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Inmediatamente, recordé esa vez que tuvimos sexo sin protección. En segundos mi respiración se aceleró y rectifiqué lo que decía, leyéndolo cinco veces más. Así era, estaba saliendo con un chico seropositivo, decidí sentarme y esperar.

Desde hace siete años atrás, había generado conciencia de que mi salud sexual solo era mi responsabilidad, usaba preservativos y anualmente me hacía exámenes rutinarios de ITS y ahora estaba en una situación que me hizo sentir idiota, irresponsable e inmaduro.

Ahí estaba yo, sentado en una silla de urgencias de una clínica, intentado mostrarme tranquilo, aunque no lo estaba, imaginando las posibilidades de esa noche en donde la calentura fue mayor. ¿Lo tendría ahora? También pensaba en él, en por qué lo permitió si sabía de su diagnóstico. También pensaba en muchas cosas que creía que no iba poder hacer, como tener hijos, pero sobre todo en que no quería morir, ya que seguía asociando VIH con muerte.

No terminé yendo a autorizar nada, solo esperé a que Eric saliera para llevarlo a su casa. Mientras conducía decidí que no preguntaría nada, solo esperaría realizarme los exámenes y no compartiría esto con nadie. Pero nada de esto sucedió, llegamos a su casa, ya de noche.

Al recostarnos en la cama, mi cuerpo estaba ahí, pero mi mente en otro lugar, quizá en los laboratorios médicos, quizá en esa noche donde no usamos condón o quizá en mi lecho de muerte, y cuando menos pensé como vómito verbal le pregunté:

“Eric, ¿hace cuánto sabes que eres VIH positivo?”

Él me miró fijamente y todo quedó en silencio por lo que se sintió como una eternidad. Luego comenzó a contarme su historia, su proceso y la manera de percibir su vida después de esto, mencionando que desde hace más de tres años estaba en tratamiento y que desde hace más de dos años era indetectable.

Esa noche hablamos de la PreP y del PeP y, aunque ya había pasado más de un mes desde la “relación de riesgo”, decidimos que me haría la profilaxis, porque, aunque se mencionaba que indetectable era igual a intrasmisible ninguno de los dos podía dar eso por sentado.

Tomar el medicamento me hizo ponerme más en su lugar, porque los efectos secundarios que me dieron, me ponían en una situación por la que él y muchas personas pasan. Realmente fue amor – odio lo que me generaron las pastillas.

Aprendí un montón esas dos semanas, creo que fue un momento de “despertar”, de empatía. Noches largas y días cortos, mareos e hipersensibilidad, mucha lectura sobre el VIH y amor, mucho amor.

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IMAGEN: The Normal Heart – HBO

Todo fue más sencillo luego de esto, es importante sacar de nuestro sistema estas cosas que nos afectan, ahí empezó este despertar y entender todo lo que el universo quería decirme a través de las personas y las situaciones del día a día, desarrollé una sensibilidad que definitivamente me ha hecho amar de una manera más fuerte la vida, mi vida.

Luego de la primera semana de profilaxis, decidí amar esta experiencia con todo lo que se viniera, que sería una de la cual solo sacaría cosas positivas sin importar el resultado de los exámenes que me haría en mes y medio; en ocasiones vamos por la vida sin disfrutar a quienes nos rodean, sin dar todo eso lindo que cada uno lleva consigo y posponiendo esos proyectos que realmente nos apasionan, el por qué cada uno lo conoce.

Decidí amar, perdonar, abrazar y avanzar todos los días, redireccionar mi proyecto de vida. Una semana antes de los exámenes, salió la noticia del estudio de más de diez años que tuvo como conclusión que ser indetectable era ser intrasmisible. Eso sin duda me daba otra perspectiva de la situación. Llegó el día de los exámenes y el resultado fue no reactivo. Tres meses después me hice el examen de confirmación y nuevamente no reactivo.

Con Eric seguimos saliendo un tiempo más, porque, aunque sin nunca haberme enamorado de alguien diferente a mi familia, mis amigos y mis proyectos, y considerando que el amor es una decisión y que por esos días rondaba por mi cabeza la idea de enamorarme de él, estábamos en momentos diferentes, él quería cosas distintas para su vida y luego de una conversación en donde pregunté más de lo que dije, supimos que no estaba bien seguir viéndonos.

Ahora aquí estoy, amando más la vida; agradeciéndole al universo por esta experiencia que me permitió tener, con menos prejuicios y más consciencia, y con la convicción de aportar a esta lucha no solo en contra del VIH, sino también a esta lucha en contra de la estigmatización, con la mejor herramienta: la información. Porque como dijo alguien que admiro un montón:

“La información es la mejor arma”

Este año me ha traído situaciones que no imaginaba, y que han hecho de mis días algo diferente a lo que tenía en mente. He pensado que desde el primer momento en que decides ser consciente con lo que es tu vida, con lo que quieres, y con lo que no, el universo te llena de situaciones que te aclaran, te prueban, y te muestran caminos diferentes a los veías antes de esto. Esos días y esas situaciones me han hecho sentir más fuerte, con más amor a mi alrededor y más maduro.

Antes vivía en la ignorancia y en la desinformación frente a un tema del que nadie quiere hablar. Considero que aún existen miles de personas que asumen el virus como si viviéramos en los años 80, y… ¡sorpresa!, el mundo ha cambiado y la medicina ha logrado avances sorprendentes.

Sin embargo, nos falta entender que el cuidado empieza con los exámenes, esos mismos que muchos colombianos que tienen sexo sin protección no se hacen por diferentes motivos, porque son solo para los homosexuales, porque les da miedo o hasta la excusa de solo tener sexo sin protección con la pareja.

Y tú, ¿hasta cuándo vas a vivir en la ignorancia?

*Carta enviada de una persona anónima a ROJO para ser publicada por Miguel Ángel López, anímate a escribir tu historia, escríbenos.

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