Son ya más de 40 años durante los cuales la población LGBTI ha luchado por tener voz, y ser visibles en una sociedad donde sus derechos son sesgados y vulnerados desde bases de pensamiento tradicionalista. Lo que se ha logrado hoy es un gran avance, que generación tras generación debe reconocer con valor, pues al fin y al cabo son la representación de un cambio.
La legislación colombiana, a través de diferentes organizaciones y movilizaciones políticas y sociales, ha dado grandes pasos en cuanto al reconocimiento de los derechos de la población sexualmente diversa, como la adopción por parte de parejas del mismo sexo, el matrimonio igualitario, los derechos patrimoniales, la ley antidiscriminación, la privacidad y protección de datos, e incluso, avances para la población transgénero en su reconocimiento identitario legal, sólo por mencionar algunos de los derechos que históricamente han sido más vulnerados.
No obstante, y aunque en Colombia hemos avanzado, la aceptación por parte de la sociedad hacia nuestra población, continua fluctuando entre extremos muy opuestos. En algunos de los países de la región del Medio Oriente aún existe la pena de muerte para todo aquel que se identifique como hombre o mujer LGBTI, mientras que en más de veinte naciones, algunas de ellas paradojicamente europeas, todavía se castiga con penas de prisión perpetua o sanciones menores.
Este panorama mundial, que se ha ido recrudeciendo con el cambio de rumbo de las políticas pro LGBTI que han sido desconocidas por el actual gobierno de los Estados Unidos, y el fortalecimiento del fanatismo de grupos religiosos alrededor del mundo, nos exige replantear nuevas formas de relacionamiento e incrementar las dinámicas que permitan sensibilizar a los ciudadanos en torno al respeto por la diferencia y la diversidad sexual.
La posibilidad de valorar al otro como un ser autónomo, reconocido como hombre o mujer con derecho a expresar su opinión, su amor, su origen, no debería ser tan frustrante en una sociedad cuya civilización se ha fundamentado en la proclamación de derechos humanos que garantizan que todos y todas nazcan y se desarrollen como ciudadanos iguales y libres.
Este panorama se reafirma en el último informe de Colombia Diversa, Caribe Afirmativo y Santa María Fundación, organizaciones que lideran los procesos de reconocimiento de los derechos de las personas LGBTI en nuestro país. Según el documento presentado por estas tres ONG´s, en los últimos cuatro años, se han asesinado 405 personas por motivos relacionados con su orientación sexual, siendo Antioquia el departamento con el mayor número de víctimas, y el 2015, paradógicamente frente a los avances en legislación a favor de la diversidad sexual, el año donde más se han presentado los casos de homicidio.
Nuestra invitación, desde el programa Comuna 1 Diversa, es a evitar que los corazones sigan siendo permeados por el odio y el miedo. Es el momento de poner la frente en alto, el orgullo y la fuerza por seguir abordando lo que se interpone entre nosotros y nuestras libertades, de acabar con el conformismo y no permitir que se pierda lo que con tanto esfuerzo, e incluso vidas, se ha logrado.