Ser emprendedor LGBTI en un nicho rodeado de prejuicios hace que a primera vista una persona diversa tenga oportunidades más sesgadas, pero la realidad es otra. La palabra clave para grandes visionarios del mercadeo es la inclusión, y es allí donde cada uno representa una revolución para el empoderamiento económico.

Los colombianos ya nos visionamos en una nueva era del postconflicto. Este recomenzar deberá permitir que más de cinco millones de ciudadanos puedan reconocerse como individuos sexualmente diversos, sin miedos, sin opresiones y con la oportunidad de ser visibilizados sin ningún tipo de estigmatización.

Cuando se hace énfasis en temas de igualdad e inclusión, se debe encontrar la manera en que estas concepciones se vuelvan cotidianas para cada uno de los ciudadanos. Esta normalización, aunque lenta y pedregosa, ha permitido que en las últimas dos décadas el crecimiento exacerbado de muchas industrias se vea ligado a la diversidad sexual y de género.

Es aquí donde se da una ruptura de los cánones establecidos por una sociedad conservadora, pues una población que siempre fue considerada marginal es ahora el público que representa, en términos económicos, uno de los nichos del mercado con mayor crecimiento a nivel global.

Este mercado se le denomina Pink Market, el término no es muy conocido, pero en realidad es la categoría en que se clasifica el gran consumo diario de la población diversa en distintos campos económicos.

Las características de éste, mercado rosa, son esencialmente tres: analíticas, conscientes y fieles, es por esto que para la macroeconomía representan un gran aliado o un completo obstáculo, pues no les interesa una industria que los observe y los tenga como conejillos de indias, al contrario, son las marcas las que deben asignar valores de la población LGBTI, y así generar un real impacto en sus consumidores creando una identificación, personalización y sobre todo recordación.

En la actualidad, los sectores donde hay una mayor influencia de las personas LGBTI son el turismo, la salud, el cuidado personal, la moda, y el entretenimiento. Este cambio de chip se debe a la visibilización en los últimos años de una población que fue prácticamente desterrada y que ahora puede manifestar con mayor libertad su condición sexual y de género.

Las grandes, medianas y pequeñas empresas han puesto los ojos en un mercado que cada día tiene más auge, la realidad es que sus orientaciones o identidad no definen a un ser, todos somos ciudadanos y es ahí donde está el verdadero éxito de las empresas, la inclusión es la palabra de crecimiento económico y lo seguirá siendo por mucho tiempo.

Es hora de apostarle al mercadeo y la publicidad incluyente pues no es sólo en el presente que representa la mejor opción, sino que traza un expectante futuro donde no existen segmentaciones, y donde las diferencias son el plus para el fortalecimiento de un imperio económico.

 

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