En los últimos años hemos visto cómo en Colombia las fiestas fetish se han popularizado con agilidad, eventos como BULTO o Rush ya se están volviendo habituales en las agendas de las personas LGBTIQ+ y cada vez empiezan a surgir más nuevos formatos.

Aunque no es algo nuevo, la escena sexual y las fiestas de índole fetiche siempre han existido, ahora han alcanzado un público más amplio, es más común que veamos un anuncio de una fiesta de estas más seguido y las que se hacían cada año, ahora se realizan con meses de diferencia.

Los públicos se han venido transformando y la manera en la que vivimos nuestra sexualidad, también se ha normalizado más por la manera en la que hablamos de ella, en lo que decimos, cómo nos comportamos y las experiencias que buscamos; además cabe resaltar que estas fiestas no solo buscan promover una cultura en donde la sexualidad es más consciente en el ambiente, sino que como todo son fiestas que tienen un componente extra, en este caso el componente es uno más sensual.

Las fiestas fetiche le han dado un nuevo espacio a la comunidad de disfrutar nuevas experiencias y vincularlas con la música que además se asocia con contraculturas que han surgido y co-existen con los sectores LGBTIQ+, como prácticas BDSM o los fetiches más particulares de los que poco se habla, tienen lugar en estos espacios y el juicio queda por fuera para darle la bienvenida al disfrute.

Por muchos años la escena LGBTIQ+ ha sido controlada por espacios en los que nuestras prácticas son señaladas o juzgadas, pero no podemos negar que una parte de los sectores diversos disfruta su sexualidad de una manera más amplía y diferente que lo impuesto dentro de lo patriarcal y heteronormado, llevando a las fiestas fetiche a ser señaladas a partir del desconocimiento y los prejuicios.

El año pasado tuve la experiencia de visitar por primera vez una fiesta de esta índole y el descubrí que realmente es una fiesta que tiene más en común con cualquier otra celebración electrónica que otra cosa, con la suma de componentes que la hacen más caliente pero que no son definitivos para disfrutar del espacio.

Pero como también se aprecia el crecimiento de este tipo de eventos, es importante recordar la seguridad que se debe tener en estos espacios, desde el consentimiento hasta los límites que tú mismo te pongas para visitarlos y disfrutarlos, porque qué sería una fiesta si realmente no vas a disfrutarla desde tu comodidad. Recuerda que por ir a una fiesta fetiche, no estás obligado a tener relaciones o hacer algo con lo que no te sientas cómodx.

También recordar que muchas de estas fiestas, se crearon a partir de la comunidad kinky y amantes del cuero lo que aporta privilegios como permitir que en la exploración las personas puedan disfrutar experiencias que otras personas solo por su expresión de género si pueden disfrutar, para que los promotores de estos eventos puedan trabajar en crear espacios que le den la bienvenida y libertad a diferentes expresiones de género a disfrutar una fiesta como estas.

Pero por el momento, qué fantasía que estos espacios estén tomando un lugar más popular en nuestra cotidianidad, qué rico por esos que lo disfrutan y que lo sigan haciendo, recordando siempre hacerlo con conciencia y responsabilidad.

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