Este contenido editorial fue creado por el proyecto #TerritoriosQueConVIHven, de la Fundación Poderosas, egoCity y J+Col, con el apoyo de ENTerritorio.
_________
Reducir el estigma al que están sometidas las personas que viven con VIH, es una tarea fundamental para garantizar el goce de una calidad de vida que les ha sido esquiva, en especial a las mujeres trans que ejercen trabajo sexual en Colombia.
Las personas trans, como todos los demás seres humanos, tienen necesidades, deseos y capacidades para la expresión emocional e intelectual, cuya búsqueda y desarrollo forman la base de una vida próspera. La salud física y mental son condiciones básicas para la búsqueda y el desarrollo de estos deseos y capacidades, y son fundamentales para que una persona pueda llevar una vida acorde con la dignidad humana. Por esta razón, los Estados Miembros de la OPS, en su mayoría, reconocen el derecho de toda persona al goce de la salud como un derecho humano universal.
Sin embargo, las realidades de las personas LGBTI en Latinoamérica y el Caribe, se ven afectadas por una carga desproporcionada de enfermedad, invalidez u otros riesgos que les impiden el pleno disfrute del derecho humano a la salud, entre otros. Allí, las personas trans representan una población particularmente desfavorecida.
Por un lado, sus necesidades y demandas han sido tradicionalmente desatendidas por los prestadores de servicios de salud, lo que lleva a una carencia de servicios de salud adecuados. Al mismo tiempo, las personas trans se enfrentan a altos niveles de transfobia en la forma de discriminación, estigmatización, violencia, enjuiciamiento e, incluso, extorsión por parte de las autoridades locales. Esta situación contribuye de forma directa y significativa a su vulnerabilidad, y crea obstáculos al acceso a los servicios de salud.
Por ello, a partir de la consolidación de una agenda trans con una mayor injerencia en el ámbito nacional, la mejora en la calidad de vida para este grupo poblacional, tímidamente se ha ido tornando en un objetivo importante de las políticas sociales y un elemento fundamental en el tratamiento de las enfermedades crónicas.
Las personas transgénero son el grupo con mayor prevalencia de VIH en Colombia, especialmente en las ciudades de Cali y Medellín, y con mayor vulnerabilidad social.
Se estima que el promedio nacional, incluyendo las cuatro principales ciudades, está entre el 19% y el 26%, de acuerdo con el Estudio de vulnerabilidad al VIH y prevalencia del VIH en mujeres trans en Colombia – 2016, publicado por MCP Colombia. Estas cifras evidencian un ligero, pero constante incremento de casos que terminan acuñando aún más el estigma contra las mujeres trans.
De acuerdo con éste y otros estudios que se han llevado a cabo en Colombia para evidenciar las percepciones y experiencias de estigma y discriminación y su influencia en la calidad de vida de mujeres trans infectadas con VIH, las personas trans infectadas con el virus, son sistemáticamente excluidas de los ámbitos familiares, educativo, laboral, jurídico y de la salud.
Por ello, el bienestar social de estas personas está por debajo de sus expectativas debido al estigma y sus consecuencias. No obstante, el bienestar subjetivo parece estar influido positivamente por el apoyo social y la participación en grupos de pares. De allí, que surja la necesidad de consolidar las redes de atención y de apoyo, que permitan dar respuesta a las necesidades de la población trans en aquellos territorios donde la presencia del estado es tan mínima.
De esta manera, junto con otras estrategias de formación y generación de oportunidades laborales que no atenten contra la dignidad de las mujeres trans, será posible incidir de manera positiva en el mejoramiento de la calidad de vida, no solo de la población sexualmente diversa, sino de todos los que habitan la ciudad.
_________
Este contenido editorial fue creado por el proyecto #TerritoriosQueConVIHven, de la Fundación Poderosas, egoCity y J+Col, con el apoyo de ENTerritorio.