Nueva York toma medidas para evitar que los terapeutas intenten cambiar la orientación sexual de los jóvenes, anunció el gobernador Andrew Cuomo el pasado sábado 6 de febrero, uniéndose a varios estados que han tomado acciones contra lo que se conoce como “terapia de conversión gay”.
Utilizando su poder ejecutivo en un estado donde las iniciativas legislativas para prohibir la terapia se han estancado, Cuomo anunció regulaciones planeadas que prohibiría la cobertura de seguro para terapia a menores de edad y prohibiría que instituciones de salud mental bajo jurisdicción de la Oficina de Salud Mental del estado la ofrezcan a menores.
“La terapia de conversión es una práctica aborrecible fundamentalmente deficiente” que castiga a la gente “simplemente por ser como es”, dijo Cuomo en un comunicado.
A nivel nacional, no existen cifras firmes sobre la extensión de la terapia de conversión. Pero proponentes y críticos han dicho que no es inusual que jóvenes lesbianas, homosexuales, bisexuales y transgénero se sometan a algún tipo de programa dirigido a cambiar su orientación sexual o identidad de género o expresión.
La Asociación Estadounidense de Psicología y otros grupos de salud mental dicen que la terapia de conversión, llamada en ocasiones terapia de reorientación sexual, trata de manera equivocada el ser homosexual como una enfermedad mental y podría hacer que gente joven se sienta avergonzada, ansiosa y deprimida.
El gobierno del presidente Barack Obama exigió el año pasado que se eliminara esa práctica después del suicidio de un adolescente transgénero que dejó escritos mencionando una terapia religiosa.