Ver porno trans te hace tan gay como el jugar videojuegos violentos te hace homicida

Hace dos años y con fines de grabar un documental, uno de mis mejores amigos tuvo la iniciativa de pasar por la calzada de Tlalpan -la calle de las putas- y entrevistar a detalle a las sexoservidoras que trabajan ahí. Encontró que la gran mayoría son mujeres con pene, que están ahí por alguna suerte de necesidad, y que la gran mayoría ganan dinero siendo contratadas por hombres heterosexuales que las buscan para ser penetrados.

¿Cómo es eso?

Las sexoservidoras de Tlalpan parecerían ser lo último en excusas para que los chicos no tengan que salir del clóset y sigan en negación con el hecho de que les gusta ser penetrados que desde ya voy a aclarar esto no quiere decir que sean homosexuales simplemente, les gusta la estimulación por Detroit. Estos hombres son de cierto modo víctimas de la satanización de la próstata como zona erógena y digamos que se prestan para estas situaciones donde sus chicas, novias o esposas no los quieren penetrar -vaya una a saber si siquiera les preguntaron por qué luego hablas con chicas y te comentan que a su chico no le interesa el pegging, la penetración anal de ellos por ellas- así que se van a buscar a una mujer… con pene.

Sucede porque hay embrujo. El tema del sexoservicio esta sujeto a necesidad, educación, acceso, oportunidad y demás, así que acá nadie se merece juicio sino más bien un aplauso. Si mi vida se dedica a pedir que se abran los espacios a más diversidad de existencias, entonces la congruencia se encuentra en permitir que existan cosas a las cuales yo no le tengo gusto personal y no pasa nada.

Me prende el porno trans
FOTO: Uno Castillo – Red

Retomando lo que decía por ahí arriba, que su auto-jugueteo diario antes de irse a dormir sea con pornografía transexual no hace a nadie en lo más mínimo degenerado o gay, ni mucho menos transgenerista. Tanto así como ver pornografía de fantasías lésbicas no hace a nadie lesbiana o “lesbiano”. A veces, el sólo hecho de tocarnos es tan mecánico que de cierto modo te pueden poner casi cualquier cosa y vas a lograr llegar al orgasmo.

Eso sí, no voy a negar que alguien que quiera curiosear con el tema de la sexualidad pueda estar más atraído a querer ver a una mujer con pene o a un hombre con vagina en sus fantasías pornográficas, pero por lo general el consumir cualquier medio de cualquier ámbito nunca es caso determinante de identidad. ¿Otro ejemplos? Ver porno trans te hace tan gay como el jugar juegos violentos te hace homicida.

Lo cual me recuerda que sobra decir que las chicas y chicos que graban porno les vale pito lo que los prenda a ustedes, les recomiendo nunca culpar a la sexoservidora de sus parafilias y atracciones, ellas están ahí por responder a una demanda de sus servicios, no a la inversa.

De todos modos si algo he aprendido de observar a las sexoservidoras es a tener conciencia de la capacidad de desarrollo de una piel gruesa como necesidad de existencia para una persona LGBT. Cuando se trata de temas trans, parece que no hay nada en el planeta que ofenda a una sexoservidora y como si se tratara de escolares queer con los máximos logros debatistas bajo el brazo, las he visto pararse sólidas con su identidad frente a las acusaciones de ser cualquier cosa, y más bien hacer sentir a sus contrapartes de lo más ofendidos con tan sólo culparlos de mirarlas.

Y no sucede nada grave con sentir una atracción especial a la gente trans. Aquí les dejo un pensar, ¿no son generalmente bellas muchas personas trans en la industria pornográfica? No puedo dejar de pensar que cuando camino por la calle y me topo con sexoservidoras cis (que nacieron con genitales femeninos) y comparo su “paquete de ofrecimientos” contra sexoservidoras trans, veo una inmensa diferencia en calidad.

Pueden estar completamente fuera de sus cabales a la hora de asumir riesgos y operarse estas personas, pero el producto final suele ser de un altísimo nivel de belleza, “acabado y decoración”, permitiendo que a veces hay fenomenales casos de exageración. Del otro lado, las chicas cis tienden a ser bastante más chaparras, un poco más escuetas, fenomenalmente más difíciles de acercar y generalmente menos “trabajadas” hasta en su vestir. Que para ser un poco justa con este comparativo, ya cuando se habla de escorts privadas esta ecuación deja de tener peso y las mujeres cis que se contratan por fuera de la calle son, con frecuencia, hermosas.

Me prende el porno trans
FOTO: Uno Castillo – Red

Dejando eso de lado, les presento una teoría de sexualidad que poco se escucha en el tema de atracción (la teoría de filias): La AutoGinefilia y la AutoAndrofilia, definido en reducción como el “amarse a uno mismo como mujer” en el caso de ser hombre y el “amarse a una misma como hombre” en el caso de ser mujer. Este modelo de topología se presentó contra la comunidad médica a eso de los 80 con fines de explicar el fetichismo travesti y puede ser un poco lo que hay en acción a nivel cerebral a la hora de masturbarse con imágenes que muestran a gente de género indefinido.

Y entonces, ¿Como se tiene sexo cuando se es trans, Ophe?

Pregunta que me hacen muy a menudo y con el perdón de la experiencia, sólo hablaré del tema de hombre a mujer.

Así las cosas: cuando te hormonizas, tu pene —y líbido— básicamente empaca sus maletas y se va a vivir a Narnia. Aunque no niego haber vivido erecciones y hacer uso de la penetración, la realidad es que son escasas y nada fáciles de mantener. Sufriría mucho si usara un condón, ya que mi pene no es —generalmente— lo suficientemente sólido para poder desenrollar el látex. Y esto soy yo, transgénero, que le tengo algún nivel de aceptación a mis genitales.

Hay muchos más casos de mujeres transexuales que desearían esconder por completo su pene frente a su pareja. Tengo una amiga, quien de hecho se ha acostado algunas veces con chicos y —sin saber cómo le hace— ha logrado esconder su paquete por completo. No me parece que esto sea una práctica segura, pero el punto aquí es dejar en claro que la penetración no es parte general del sexo trans.

Se complica aún más cuando se trata de pasar por cirugías, es muy normal hacerse una orquiectomía cuando eres trans. Esto es, extirparse las gónadas. Básicamente te quitan los huevos y como lujo, dejas de tomar una de tus pastillas.

Yo aprendí a vivir el sexo lésbico, y después de hormonizarme, aprendí a querer el orgásmo en seco. Ya no poseo producción de esperma, así que cuando termino, por lo general es un sentir de todo el cuerpo, un apretón de huesos y una entrega de flujo sanguíneo, que en cortos minutos he podido replicar. ¿Soy multi-orgásmica? Me gusta pensar que sí. Pero también soy realista y a lo mejor lo que siento pueden ser pequeños espasmos de placer y nunca me estoy viniendo como debería.

Mi pene es más bien un súper clitoris, entonces. Las mejores técnicas de placer se acercan cuando se le da trato suave, casual y sobretodo, en conjunto con un devenir de amor y caricia al resto del cuerpo. Esas cosas que suceden en el porno trans y que definitivamente no son como me acostaría con alguien. Mi mejor sexo es cuando no lo es, sino cuando se otorga amor.

Me prende el porno trans
FOTO: Uno Castillo – Red

Que también queda al aire mi devenir queer. Mis amigas me dicen que gozan más al recibir penetración anal y a veces hasta les ha tocado vivir rechazo por toparse con hombres que no les gusta este tipo de actividad. Curioso. ¿Saben en que se especializan mis amigas trans? Hasta donde sé, dan blowjobs de miedo. Pero eso no es un skill transgenerista chicos, no se emocionen.

Como sea la atracción es personal. A nadie le gusta devenir en público sus fetiches, lo cual los vuelve aún más atractivos. Tengan esto en cuenta y por mera experiencia les digo que mientras más comuniquen su atracción, mejor. Y oigan, si resulta que sí son gays con su investigación de porno trans, pues bienvenidos a la bandera y, ¡ya sería hora de investigar más!

1 COMENTARIO

  1. Las frases que encabezan el artículo hacen que pierda las ganas de leerlo. Lo siento, pero no soporto las generalizaciones. Sobre sexo solo me interesa lo escrito en primera persona, como aquel artículo titulado Siempre tragué, nunca escupí. Lo demás me parece intolerablemente pretencioso.

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