Está claro que las diversidades sexuales y de género, no son algo nuevo, ni fenómenos del siglo XX o el XXI, por eso la celebración del Orgullo debe cargarse de historia, demos un recorrido por el Renacimiento.
El Renacimiento es conocido como el período histórico que une la Europa medieval con la moderna. Es definido así por el surgimiento de un nuevo interés en la cultura visual europea que renovó los cánones artísticos de la belleza, sobreponiéndose así ante las ideas del mundo medieval y su estética.
Este nuevo interés, permitió que las bellas artes alcanzaran niveles que buscaban emular la perfección en los trazos de forma tal que fueran casi imperceptibles ante los ojos; espacios que se inscribieran en geometrías calculadas hasta el último detalle para dar sensaciones de profundidad, pero sobretodo, el renacimiento trajo consigo la creación de una identidad fuertemente consiente de sí misma y antropocentrista que no había estado presente de la misma manera en el mundo medieval.
Esta conciencia estaba alimentada gracias al poder civil que comienza a hacerle frente al poder religioso luego del siglo XIII. Una muestra de ello es el crecimiento en la estructura administrativa de las ciudades, pues ahora surgían espacios civiles como cancillerías, casas consistoriales, palacios de gobierno entre otros; que estaban siendo enmarcados con detalles arquitectónicos que hasta el momento habían sido privilegio exclusivo de las catedrales. Entonces, una temporalidad tan fuertemente caracterizada por el surgimiento del pensamiento individual y un poder civil, como lo es el renacimiento, está en la obligación de presentar registros de la identidad homosexual por medio de sus productos en las artes.
Uno de los registros más abundantes de esto lo podemos encontrar en la pintura renacentista. Si bien varios de los pintores renacentistas se han identificado como homosexuales gracias a la amplia carga homoerótica de sus obras, varios de estos comportamientos eran socialmente aceptados, pues todavía existía una línea borrosa entre lo que se consideraba una amistad platónica y el homoerotismo. En este caso, tomemos como ejemplo la pintura de Fra Carnevale que tiene en el fondo de la misma a dos hombres en una posición que para la época se consideraría romántica, incluso erótica.
A través de gestos que hoy podríamos considerar cotidianos, pero que en en la época todavía eran percibidos como algo íntimo, Carnavale representa a dos figuras masculinas muy cercanas entre ellos.
Tanto que una de las manos de estos, roza suavemente la barbilla del otro mientras le mira al rostro fijamente, casi tentados a darse un beso en medio de toda la alegoría religiosa que sucede a su alrededor.
En este caso, Carnavale representa en su pintura a una pareja masculina que encarna la tentación y las relaciones “modernas” de la Florencia renacentista. Este pequeño gesto de sostener de forma sugerente el rostro podría ser considerado como algo erótico e íntimo para el siglo XIV, pues trasgrede sutilmente las barreras de la amistad platónica y la fidelidad que venían de las conductas caballerescas.
Cabe aclarar que la línea entre la amistad platónica y el homoerotistmo, generalmente es difusa de establecer en ocasiones. Sumado a ello, debemos considerar también que las autoridades florentinas a diferencia de otras ciudades italianas, eran más libertinas en cuanto al comportamiento de los individuos gracias al poder económico y civil que ostentaba la ciudad, permitiéndole ser un
enclave para la llegada y el surgimiento de varias mentes brillantes del renacimiento.
Esta flexibilidad de las autoridades está ligada a la búsqueda de la iluminación y los valores grecorromanos en los que se inscribían los pensadores críticos del renacimiento, pues esto les permitía establecer amistades platónicas entre ellos que muchas veces estaban definidas por la proximidad de dos almas en la búsqueda de un ideal, sin embargo, es común encontrar que estas amistades conllevaban también a poseer un lazo físico entre ambos.
El homoerotismo de la amistad platónica masculina que se representa sutilmente en la pintura, también se veía influenciado por textos como los que redactó Marsilio Ficino en 1484 sobre el Simposio de Platón. Ficino argumentaba que la atracción homoerótica es parte fundamental de la amistad platónica y que en ella se podía experimentar sentimientos como el amor de forma auténtica. Este tipo de ideas van a ser comunes de hallar en algunos de los pensadores críticos del renacimiento, permitiendo no solo que el tinte homoerótico que poseen las amistades platónicas, se vea justificado intelectualmente ante las autoridades florentinas; sino también que exista una visibilidad pública de temas y escenas homosexuales en la pintura renacentista incluso en el marco de una sociedad que condena la sodomía y otras prácticas.
La manera como las personas del renacimiento replicaban estos comportamientos con personas mismo sexo, sumado a la estética homoerótica visible en la pintura renacentista, puede ser compleja e incluso contradictoria, pues la iglesia, la ley, las artes y la sociedad, crearon distintas líneas de pensamiento que permitían establecer zonas grises donde la homosexualidad adquiría diferentes matices que le daban cierto grado de aceptación.
Es por ello que, al examinar distintas obras renacentistas bajo estos ideales, se hace presente la conciencia adquirida sobre la homosexualidad y la estética homoerótica, ambas percibidas en la pintura renacentista a veces de forma sutil y otras de manera casi palpable. Finalmente, estos comportamientos homosociales que vemos introducidos en una cotidianidad renacentista son los que nos ayudan a comprender mejor las perspectivas e ideas con las que se pensaba el amor y la cercanía entre personas del mismo sexo durante el renacimiento, permitiendo así que se amplíen los paradigmas y se obtenga un reconocimiento de los individuos homosexuales dentro de las mecánicas de una sociedad.