Barry Morgan, Arzobispo de la Iglesia Anglicana, se sirve de la Biblia, la interpreta más inclusiva y respetuosa hacia las diversas sexualidades.
Estamos acostumbrados a lidiar con la Iglesia Católica, sus discursos cargados de odio y homofobia, pero la Iglesia Anglicana parece que se ajusta al siglo XXI.
El Arzobispo Anglicano de Gales, Barry Morgan, quien pidió perdón hace tiempo a la población LGBT por la forma en que el anglicanismo les había tratado en el pasado ha aprovechado su último sermón antes de dejar de dirigir la Iglesia en 2017 para decir que ya va siendo hora de que se replanteen su postura sobre las relaciones entre personas del mismo sexo.
Morgan ha dicho que no hay nada pecaminoso en el sexo entre una pareja de gays o lesbianas en una relación estable. Se ha servido de la Biblia, señalando que los pasajes destructivos de Sodoma y Gomorra “pueden ser interpretados en más de un sentido”, apuntando además que “no hay un entendimiento único sobre lo que dice la Biblia sobre la sexualidad”.
La Biblia, señala Morgan, se contradice: “dentro de las propias Sagradas Escrituras hay cambios radicales en el entendimiento sobre cómo discernir la voluntad de Dios. No es válido citar textos de partes de la Biblia de forma simplista sin hacer referencia a su contexto“.
“Todo esto demuestra que uno no puede argumentar que existe una única forma tradicional aceptada de interpretar las escrituras que sea verdadera y ortodoxa mientras que todo lo demás sea revisionismo moderno, condicionamiento cultural…” apunta Morgan, recordando los giros radicales que la propia Iglesia ha tomado en el pasado en temas como la esclavitud.
El sacerdote señala que no abandona la Biblia sino que la interpreta de una forma consistente con verdadero impulso del ministerio de Jesús, que se salió del camino marcado por Él para ayudar a aquellos que fueron excluidos, marginados y abandonados por su sociedad.