Cuando las Drag Queens unen a los cuarenTONES, cincuenTONES… / FOTO: Salvador Nuñez

Hace quince días, mi queridísima Supermana (Drag Queen Mexicana) me invitó al reencuentro de “Las Hermanas Vampiro”. 22 años de carrera las respaldan trabajando, divirtiendo a su público juntas y por separado.

Les cuento…
Domingo 9:00 pm y yo adentro de un antro con una cerveza en la mano. ¿Quién logró meterme aquí? Tengo 42 años y ya casi no salgo a fiestas en bares. La luz es tenue pero pinta todo el ambiente de rojo y las cortinas brillosas junto con la esfera disco al centro del lugar empiezan el espectáculo en mi mente. Me gustan, me hacen sentir bien un poco como en casa. Vaya, no en mi hogar, pero sí en un ambiente que me trae recuerdos.

De pronto recordé que la primera vez que yo salí a un antro gay fue a ese mismo lugar en el que me encontraba parado vivendo una especia de déjà vu.

Se enciende una luz que produce un resplandor en el escenario y salen “Las Hermanas Vampiro”; La Supermana, La Super Perra y La Lore. Debajo de las pelucas y el maquillaje brillan felicidad y nostalgia. Debajo del escenario brilla lo mismo y entonces empieza la magia.

De pronto recordé que hacía 22 años con 22 años, me encontraba ahí parado maravillado de la colorida alegría que descubría por primera vez.

Cuánta vida, cuántas historias se han escrito y tachado en mi vida en un abrir y cerrar de pestañas (muy ad hoc al show). Hacía 22 años que por primera vez veía actuar a La Supermana, a Daniel Vives. ¿Cuándo hubiera imaginado que se convirtiera en una de las personas que más quiero, admiro y respeto?

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FOTO: abbott.com.ph

Una carcajada me sacó de mi introspección y me regresó al momento en el que, entre bromas, las 3 maravillosas cabronas bromeaban con el público diciendo que les daba mucha risa recordar cuando hace años en las mesas veían alcohol y ahora ven latitas de “Ensure” para convatir la osteoporosis y otras deficiencias producto de la edad.

Todo el show fue un orinarte de la risa burlándonos del tiempo, de los años, de las panzas y las canas que muchos lucían bajo la esfera de espejos en el centro de la pista.

Decían nuestras Drag Queens consentidas que estaban nerviosas porque no sabían si se iba a llenar el lugar, ya que dejaron de ser carne fresca como la que pareciera únicamente gustarle al público gay. Pero… ¡Hello! el público tampoco éramos carne tan fresca, éramos carne curtida, sobada y todavía… deseada.

El lugar estaba repleto de caras y cuerpos conocidos y demasiado conocidos… ¡Ups! ¿Qué esperaban? ¡Pasaron 22 años!

Un maravilloso público de TONES (treinTONES, cuarenTONES, cincuenTONES, sesenTONES) aplaudíamos y reíamos con más fuerza y libertad que antes, porque ese es uno de los privilegios que nos dan los años.

Las miradas entre nosotros eran de “Hola, todo quedó en familia”. Aunque el único que faltó al evento fue “chabelo”.

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Xavier López “Chabelo”. / FOTO: periodicovictoria.mx

Quizás estoy exagerando un poco pero es que fue demasiado divertido, nostálgico y entrañable para mi ver que por una noche se sentía un aire de comunidad gay, comunidad LGBT unida y feliz, y eso se lo debemos a las Hermanas Vampiro por habernos reunido a tod@s y por hacernos disfrutar y reír como siempre.

La Supermana me subió un momento al escenario y comenté un poco de lo que les estoy contando. También subieron otros amigos treintones y más cascados y fue muy bonito compartir con todos.

En fin, cuando somos jóvenes nos da miedo crecer, madurar, dejar el pelo en la regadera y conservar como tesoro nuestras nalgas paradas y cuerpos musculosos… en fotos. La realidad es que cada quien envejece de diferente manera dependiendo de la vida que decide vivir, pero acabo de mencionar el regalo más grande que todos tenemos: “la oportunidad de vivir”.

Y sí, a manera de comercial los invito, les recomiendo que vayan a ver a nuestras “Hermanas Vampiro” los domingos a las 9:00 pm (temprano porque ya no podemos desvelarnos tanto) al DanceFloor en la Colonia Roma (CDMX).

Ojo, DEBEN ir también los chavitos a ver a estas Dragas para que aprendan, para que disfruten y para que se den cuenta de lo maravillosa que puede ser cada etapa de nuestra vida.

P.D Si no viven en la Ciudad de México, quédense con el buen sabor de boca del “Ensure”. Ja, ja, ja.

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