Durante la edad media se realizaba una ceremonia cristiana llamada Adelfopoiesis,que etimológicamente significa “hacer hermanos”, en la que dos personas del mismo sexo, en su mayoría hombres se unían eternamente bajo un voto de amor y hermandad.

El ritual tenía un significado claro: a partir de ese momento las dos personas estarían unidas eternamente bajo los ojos de la religión cristiana, debían cuidarse y respetarse hasta que alguno muriera. Tal y como un matrimonio.

La Adelfopoiesis consistía en la creación de un vínculo divino que le daba a los involucrados el derecho a vivir juntos, a poder heredar uno del otro y uno de los más impactantes -para la época- el hecho de ser enterrados juntos.

La unión no se basaba en una atracción física, era meramente una decisión personal llena de admiración y amor verdadero y profundo. Los historiadores aseguran que no tenía nada que ver con amor carnal.

El teólogo e historiador ruso, Pável Florenski en su libro “La columna y el fundamento de la Verdad. Ensayo de teodicea ortodoxa en doce cartas” publicado en 1914, explicó cómo era el ritual: El primer paso consistía en que la pareja se colocaba frente al altar, mostrándole el rostro a la cruz, el más viejo se colocaba a la izquierda. Después, comenzaba la ceremonia con una serie de liturgias que hablaban del amor, el respeto, la tolerancia y la unión, proseguida de la colocación de un cinturón que los abrazaba a ambos.

Al final, se les hacía beber vino de una misma copa, la ceremonia se cerraba con un intercambio de besos y con el anuncio a toda la comunidad de que a partir de ese momento, estaban unidos eternamente por Adelfopoiesis.

Las parejas unidas por Adelfopoiesis,en su mayoría fueron hombres, tenían las mismas responsabilidades que un matrimonio, los votos eran extremadamente similares. Depende de cada quien interpretar el rito como una unión de hermandad o una unión amorosa entre parejas.

La tradición es antigua y existen una gran cantidad de pruebas que aseguran su existencia, pero según el historiador británico Alan Bray, no es una práctica de la que se discute con libertad en la actualidad para evitar tergiversar el mensaje original del ritual: un lazo fraternal y no carnal.

El primer registro de la actividad, fue de Giraldus Cambrensis, un historiador medieval, que se encargó de escribir un texto en el que explica el ritual exagerando algunas de las cualidades, solía escribir en forma de sátira. Una de las líneas dice:

“Finalmente, se les une indivisiblemente con la celebración de una misa y los rezos de sacerdotes, como si se tratase de una boda.”

John Boswell, un historiador estadounidense, consiguió 80 manuscritos originales del vaticano, que funcionaban como “actas de constancia” de estas uniones. La ceremonia no requería de un gran número de asistentes, a veces se realizaba sin siquiera un sacerdote. Consistía más que todo en una promesa personal, el único deber era informar a la comunidad que se había efectuado el ritual.

Nadie sabe con exactitud por qué se dejó de practicar este ritual. Algunas iglesias que practican la religión cristiana antigua todavía lo practican. La hipótesis más común sobre el caso, viene del historiador Alan Bray, quien explica que podría considerarse controversial en la actualidad por su proximidad a un matrimonio homosexual.

Sin embargo, si la curiosidad te persigue, con tan sólo googlear el término, descubrirás que incluso la religión católica tiene dos santos que se unieron en adelfopoiesis, los cuales eran soldados que servían al emperador romano Maximiano, quien los mandó a sentenciar juntos al descubrir que eran cristianos, San Sergio y San Baco, pintados siempre juntos e incluso venerados por algunos como santos patronos de la relaciones homosexuales… Ahí te dejamos la duda.

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