Este año, el 15 de julio fue la fecha escogida para la realización de la quinta versión de #YoMarchoTrans por las colectivas y liderazgos independientes que están asociadas en Colombia, entre ellas la Red Comunitaria Trans y la Red Popular Trans.

Este quinto aniversario se celebró en simultáneo en las ciudades de Bogotá y Medellín, recordemos que la marcha trans nace como la reivindicación de las celebraciones y manifestaciones de junio para tener en cuenta una perspectiva desde el género, que busca la inclusión y validación de las personas con experiencia de vida trans.


Este año, #YoMarchoTrans buscaba poner en el centro de la conversación a las transmasculinidades y a las personas no binarias asignadas femenino al nacer, esto para demostrar lo poco visibles, reconocidas y escuchadas que están estas experiencias de vida y los diferentes tipos de dificultad y opresión que viven enfrentándose a la sociedad, al sistema de salud, oportunidades laborales y todos los marcos en donde conviven.

Sabemos que en junio se respira un aire de celebración, debido a que con los años la visibilidad LGBTQ+ ha movilizado a más personas a vincularse con los eventos relacionados con el llamado “Orgullo”, entre esas las empresas que han capitalizado durante el mes y a través de la sexualidad y expresión de las personas, en ocasiones sin ningún trasfondo más allá de lo superficial.

El llamado “mes del Orgullo” en los últimos años se ha problematizado, porque tiende a ser un lugar con mayor visibilidad para las personas gay, sobre todo los hombres, especialmente aquellos que encajan en los parámetros hegemónicos cisgénero y binarios, dejando a otras identidades invisibilizadas, de esta manera desconociendo la problemática social y de desigualdad que siguen enfrentando estas personas de los sectores LGBTIQ+, principalmente aquellas con experiencias de vida trans y no binarias.

En la ciudad de Medellín la convocatoria se realizó en el Parque del Bicentenario en horas de la tarde, en donde alrededor de las 5:00 p.m. nos habíamos congregado un grupo pequeño de personas para empezar la marcha.


La marcha empezó con un homenaje encabezado por Valery Parra y Zamantha Durango, dos lideresas trans de la ciudad, en donde hicieron memoria y homenaje a las mujeres trans que han sido asesinadas en lo corrido del año, recordando sus nombres y sus historias, asistentes a la marcha llevaron imágenes con sus fotografías en cabeza de la manifestación.

Desde el punto de partida, lxs asistentes caminamos por toda la Av. La Playa acompañadxs de tambores que hacían que espectadores voltearán a mirar qué es lo que pasaba en la calle, que al menos por un instante reconocieran la vulnerabilidad que tienen otras experiencias de vida alejadas de los privilegios y de la heteronorma patriarcal. Y si no sentían esa sensación, que al menos se incomodarán con las personas que viven negando, que desconocen su existencia, que invisibilizan en las noticias, que violentan en las calles, con esas que los sistemas de salud dificultan sus experiencias, sus tránsitos, sus derechos, de salir a la calle a seguir recordando que no hay igualdad, sino nos incluye a todes.

La marcha finalizó en la calle Barbacoas, reconocida por ser históricamente un espacio de socialización seguro para la población diversa en Medellín y donde se tuvo una olla comunitaria, música en vivo, micrófono abierto y diferentes tipos de presentaciones para amenizar el evento, también hicieron parte otras colectivas y organizaciones activistas que buscan reivindicar la visibilidad para todxs.

Una de las primeras cosas para evaluar, es la diferencia en la cantidad de marchantes entre ésta y la del pasado domingo 3 de julio por el Orgullo; a esta última asistieron más de 85 mil personas que abarrotaron las avenidas más grandes de la ciudad, pero para #YoMarchoTrans apenas y sumábamos una centena.

Ante esta situación, no se puede evitar sentir un poco de tristeza o preocupación al desconocimiento de la importancia que tiene asistir a la marcha trans en las distintas ciudades, porque son nuestras voces, nuestra unidad y nuestra participación lo que moviliza estas causas sociales.

Recordemos que en estos espacios se busca alzar la voz por los derechos e igualdad de las personas con experiencias de vida trans, quienes viven diferentes tipos de opresión, invisibilización y desconocimiento no solo parte del estado y entes regulatorios, sino también de los mismos sectores LGBTIQ+, que en ocasiones olvidan que gracias a las personas transgénero se han conseguido muchos de los derechos y logros referentes a la la liberación sexual y de identidad que vivimos desde hace más de 50 años.


Las cifras de violencia hacia estas comunidades siguen siendo un tema desatendido en la sociedad, en Colombia han asesinado entre el 2021 y el 2022 a más de 48 mujeres trans, la Defensoría del Pueblo dio un informe en el que comprende los casos de violencia que han ocurrido frente a los sectores LGBTI+, invitando al respeto y cuidado de las más vulnerables entre esas la población trans.

Desde mi opinión personal, antes pensaba que estos espacios como la marcha Trans debían ser solo atendidos o visibilizados estrictamente por personas trans porque a mi parecer, eran quienes tenían la voz más importante en este tipo de manifestaciones y debíamos escucharles; pero luego de asistir al evento, ver a todxs lxs asistentes, reconocer diferentes expresiones de género y vida, comprendo que decir eso aún se queda pequeño para empezar a reconocer y reivindicar todas las experiencias de vida disidentes.

No estoy diciendo que las primeras mencionadas no deberían tener la voz, sino que durante estos espacios debemos reconocer que dentro de la población trans existen muchas identidades, binarias y no binarias que viven diferentes tipos de opresión desde la violencia física, los asesinatos, la impunidad, el acceso a la educación, a la salud, la validez de sus cuerpos y experiencias, la atención legal, el reconocimiento de sus identidades, la representación en los medios, debemos reconocerles, para empezar a atender sus vidas y buscar la verdadera igualdad y equidad en derechos, oportunidades y seguridad para todxs.

A veces como persona no binaria, siento que la bandera de las causas trans no me pertenece porque tengo unos privilegios otorgados por mi contexto y mi expresión de género, pero también he aprendido a ser más consciente que he sido víctima de un señalamiento y violencia por mi identidad que necesita ser hablada, atendida y evaluada por la sociedad.


Estos espacios sirven para que entre todxs realmente nos unamos para hacer que la equidad que buscamos y celebramos con carrozas rebozadas de gente los domingos posteriores al 28 de junio, sea más honesta a la verdad, que sea más justa para todxs, que reconozca y valide esas experiencias, para que podamos llegar a un día en el que la celebración del Orgullo nos represente, que valide nuestras experiencias, que proteja a nuestros hermanos, hermanas y hermanes, que busque nuestra seguridad e inclusión en la sociedad, que nos incluya con vida.

Les invitamos para que se sigan uniendo a estos espacios y cada año, sean más y más personas las que digan #YoMarchoTrans.

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