Escuchamos todo el tiempo información sobre salud sexual e ITS, pero con honestidad ¿qué tan dispuestxs estamos para conversar, con amistades, vínculos, fuckbuddies o prospectos, sobre la realidad de nuestros testeos periódicos? Es que para pasar del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Las realidades que vivimos actualmente conllevan dos asuntos que no podemos ignorar, primero, es que las principales herramientas para conocer e interactuar con otras personas son las plataformas digitales, y segundo, que de alguna u otra forma nos terminamos conectando entre todxs, así que tomar conciencia de nuestra salud, como nos los dejó de enseñanza el COVID, es un asunto de cuidado colectivo.
Desafortunadamente las infecciones de transmisión sexual cargan con un enorme estigma sobre sectores poblacionales históricamente discriminados, además de la moral impuesta sobre nuestros cuerpos, que hacen todo un hito el poner la conversación sobre ITS en nuestras relaciones. Aunque sea un asunto primordial.
De acuerdo con un estudio realizado en el 2019 por GFK, la población colombiana es la más infiel de América Latina (obviamente el estudio está planteado desde una perspectiva heteronormada y exclusivamente monogámica) con el 29%, seguida de Ecuador con el 27% y México el 21%. Y sabemos que cuando hablamos de infidelidades, hay mentiras de por medio, información oculta y falta a los acuerdos, o sea que estamos más conectadxs de lo que imaginamos sin siquiera ser conscientes de ello o de manera consensuada, en una sociedad en la que hacerse pruebas y testeos por el bien de nuestra salud sexual es un tabú, visto algunas veces como un gesto de falta de confianza con la pareja o de falta de moral ante la familia, generando un enorme subregistro en las cifras oficiales de ITS.
Las aplicaciones de ligue gay y bi, como SCRUFF, ya nos facilitan su plataforma para expresar en nuestro perfiles, cómo nos encontramos en cuanto al VIH y otras infecciones y enfermedades, pero ¿qué tan dispuestxs estamos a hacerlo? Por eso, siempre está la opción de “HABLEMOS”.
¿Por qué es importante aprender a poner en cuestión este tema?
Está claro que acá no venimos a espantarnos, ni traumatizarnos, pero sí a ser un poco más conscientes de las decisiones que tomamos y sus consecuencias.
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De acuerdo con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) el VIH sigue siendo “una crisis de salud mundial”, en el 2020 se registraron 37.7 millones de nuevos casos de personas que viven con VIH en el mundo. Para el 2021, según cifras del Fondo Colombiano de Enfermedades de Alto Costo, se identificaron en Colombia 134.636 personas viviendo con VIH (El 77,41% hombres, con un rango de edad promedio entre 25 y 34 años) y por cada 3.4 casos de hombres, una mujer es diagnosticada.
Si hablamos de la sífilis, la Organización Panamericana de la Salud solicitó reforzar acciones de salud pública a estados de las Américas en junio de este 2022, de acuerdo con la publicación de la Revisión Epidemiológica de la sífilis en las Américas, donde se estima que 4.6 millones de personas en la región tienen sífilis.
Y en cuanto a la hepatitis C, de acuerdo con la OMS cada año hay 1.5 millones de nueva infecciones en el mundo y 58 millones de personas presentan infección crónica. De estos 5 millones son en la región de las Américas. Tanto ésta, como las anteriores y otras más, ITS que nos tocan a todxs, sin importar orientaciones sexuales, ni identidades de género.
Así que, lograr entender lo importante que es sentarnos a conversar sobre las medidas que tomamos para el cuidado de nuestra salud sexual con quienes compartimos nuestra vida sexual, es un acto de corresponsabilidad que deberíamos implementar en nuestras dinámicas de socialización, obviamente nos enfrentaremos al miedo que produce el estigma social, pero que éste no prime sobre lograr entender que nuestro bien-estar va primero.
