El cantante de Queen habría cumplido esta semana 71 años. Aunque hace 25 años que murió, su legado sigue vigente y su música continúa moviendo fibras como en el primer momento que se vendió su primer disco.
“No seré una estrella de rock. Seré una leyenda”, presagiaba Farrokh Bulsara, nacido el 5 de septiembre de 1946, en Zanzíbar, actual Tanzania.
Este hombre de origen parsi, sin dudas se convirtió en una leyenda por su legado musical, por mixturar la ópera y el canto lírico con el rock de una forma revolucionaria, por su barnizado lirismo y un estilo y musicalidad que es imposible de repetir, por su desenfadada estética y glamour, por provocador (cuando esa palabra, en el rock, significaba alterar el statu quo y sacudir millones de cabezas), por ser el líder de Queen, un grupo que formó junto a Brian May, John Deacon y Roger Taylor y que dejó una huella gigante en la historia de la música.
Hijo del matrimonio de Jer y Bomi Bursara (su verdadero apellido parsi), fue enviado a Bombay con su abuela y su tía, donde además de ir al St. Peter’s, un colegio de estilo inglés en Panchgani, pueblo ubicado a pocos kilómetros de Bombay, y de practicar la religión zoroástrica, comenzó a inmiscuirse en el mundo de algunos instrumentos musicales como el piano y la guitarra; así como escuchar también de sus compañeros de colegio un apodo que le sonó a artista: “Freddie”.
Con 18 años, se mudó con su familia a Londres y compaginó sus clases de arte y diseño gráfico con su primer grupo, The Hectics, en el que Freddie tocaba al piano canciones de Cliff Richard y Little Richard. Después llegaron otras bandas como Ibex, Sour Milk Sea y Smile, el grupo de Brian May y Roger Taylor al que Freddie se unió en 1970. Fue entonces cuando nació Queen y Bulsara pasó a ser Mercury. Lo demás, ya es Historia de la Música.
A Mercury, Queen le debe temas como ‘We Are The Champions’, ‘Don’t Stop Me Now’ o ‘Bohemian Rhapsody’, un pequeño tonteo con la lírica que desarrollaría años más tarde en Barcelona (1988), su segundo álbum en solitario que grabó junto a Monserrat Caballé. La canción que daba nombre al disco fue el himno oficial de los Juegos Olímpicos de 1992 pero Freddie no pudo estar allí entonces. Había fallecido unos meses antes.
Con motivo del 71º aniversario de su nacimiento, Universal ha publicado una caja de vinilos con todos sus singles en solitario, Freddie Mercury: Messenger Of The Gods – The Singles. También está disponible en formato CD y digital e incluye un libreto con fotos inéditas.