A pesar de la oposición del Vaticano y de los políticos conservadores se ha avanzado, se aprueba la ley de uniones civiles entre parejas del mismo sexo.

Después de más de seis meses de lucha parlamentaria y social, el Senado de Italia aprobó la ley de unión civil para las parejas homosexuales el pasado jueves 25 de febrero. Aunque aún falta la aprobación de la Cámara de Diputados.

Aprobada por 173 votos a favor y 71 en contra, la conocida como “ley Cirinnà” ha dejado fuera, contra todo pronóstico, el derecho a adoptar al hijo natural del cónyuge. Durante el mes de enero ya había quedado patente la división de la sociedad italiana sobre la unión civil, y más concretamente sobre el controvertido punto de la adopción.

Los cambios del proyecto original tiene como objetivo que las uniones LGBT se parezcan lo menos posible al matrimonio católico. La frase desafortunada fue del ministro del Interior, Angelino Alfano, líder del Nuevo Centroderecha. “Hemos evitado”, ha dicho, “una revolución contra natura y antropológica”.

La diputada Monica Cirinnà admitió que se trata de una victoria agridulce. “Es una victoria con un agujero en el corazón”, dijo, “solo un primer paso, porque es una ley importantísima, pero también pienso en los hijos de tantos amigos que no podrán ser adoptados por quienes consideran sus padres o sus madres. Debemos seguir dando pasos. Estamos solo a la mitad del camino”

Aunque aún debe discutirse por la Cámara de Diputados, podemos decir que estamos ante un momento histórico para los derechos LGTB de Italia. Poco a poco, se van consiguiendo los avances en un país que destaca por su alto catolicismo.

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