INTERVENCIÓN J+LAC (RED REGIONAL DE JÓVENES Y ADOLESCENTES VIH+ DE AMÉRICA
LATINA Y EL CARIBE)
Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible 2021: “Juventudes de América Latina y el Caribe. El elemento clave para la recuperación y la consecución de la Agenda 2030”
Lejos aún de llegar a la meta del fin de la epidemia del sida para el 2030, desde la Red Regional de Jóvenes y Adolescentes VIH Positives de América Latina y el Caribe Hispano, denunciamos la forma como se han agravado las múltiples pandemias que vivimos en la región les jóvenes y adolescentes en el transcurso de este año.
La discriminación estructural, la pobreza extrema, la desigualdad social, los altos índices de violencia de género y la violencia institucional con todos sus matices; son pandemias que nos preocupan y alertan sobre los graves riesgos a los que estamos expuestes para la garantía de nuestros derechos humanos. En nuestro continente nacen, viven y mueren personas en cuarentena hace muchos años, por pertenecer a los sectores LGBTI, por ser VIH+, por ser trabajadoras sexuales y por ser usuaries de drogas.
En el transcurso de este año de COVID-19 hemos evidenciado desabastecimiento de medicamentos antirretrovirales (y ausencia de provisión de los mismos por 3 meses de la forma como fue recomendado por la OMS) y de reactivos para pruebas de carga viral en Bolivia, Honduras y Nicaragua; falta de controles médicos en les jóvenes VIH + en Chile, además de ausencia de campañas preventivas y de pruebas para detectar nuevos casos.
Esta situación hace que mantenerse Indetectable en tiempos de COVID-19 sea prácticamente imposible, cuestión que hace tambalear la meta 90-90-90 y la del fin del sida.
Nos resulta también preocupante, los altos niveles de estigma y discriminación desde instancias gubernamentales que se han reforzado en las Cuarentenas en toda la región, que nos colocan en un escenario de limitación de nuestros derechos humanos, esto ha repercutido de forma severa sobre la población LGBTI, las trabajadoras sexuales y les usuaries de drogas.
En Colombia, el año pasado murió una mujer trans trabajadora sexual por falta de atención médica por ser VIH+ (sumado a las 32 personas trans que murieron en el 2020 en el país, más las 7 que van en lo transcurrido del 2021). En Venezuela fueron judicializados 5 integrantes de la Fundación Azul Positivo que realizaban trabajo humanitario frente a las ausencias integrales de atención a la población VIH+. En Costa Rica la Defensora de los Habitantes se retiró del Mecanismo Coordinador País que hace la veeduría del programa de VIH del Fondo Mundial, sin dar respuesta a los reclamos de les activistas.
Estamos lejos además de eliminar el estigma y la discriminación relacionada con el sida, si tenemos en cuenta que en varios países de la región aún son exigidas pruebas de VIH para el ingreso a trabajos a les jóvenes y son inadmitidos de los mismos, además de expuestos en su diagnóstico por esta razón.
Frente a este aumento de las múltiples formas de violencia, la inestabilidad que nos implica en algunos países no tener garantía aún del momento en que seremos vacunades para el COVID-19 y el escenario crítico para la salud mental que se agudiza y se avecina será más problemático; les jóvenes HEMOS SIDO y necesitamos ser ahora con más fuerza PARTE de las soluciones, de los escenarios de consulta y toma de decisión, de la ejecución de los programas y políticas públicas y de la veeduría de los mismos.
Requerimos ser valorades y validades en nuestra agencia y potencial de transformación y manejo de crisis frente a momentos tan caóticos como los que vivimos.
No podemos entonces, pensar un posible fin a la epidemia del sida sin pensar en justicia social, en eliminación de la violencia de género y en garantía de la dignidad humana de todes les jóvenes de la región.