¡Seguimos exigiendo justicia para Alejandra Monocuco! Un caso de transfobia y serofobia que pone en evidencia la falta de humanidad y empatía de la Alcaldía de Bogotá y su Secretaría Distrital de Salud.

La muerte de Alejandra le ha dado la vuelta al mundo para demostrarnos de nuevo como el COVID amplia la brecha social existente. Las personas trans han sido uno de los grupos poblacionales más afectados, sobre todo en ciudades como Bogotá donde la transfobia pareciera una postura estatal, primero con el decreto de pico y género y ahora con la falta de efectividad en la atención en salud.

El pasado 29 de mayo a las 00:49 en el barrio Santa Fe, una unidad de la Secretaría Distrital de Salud respondió al llamado de urgencia que se hizo debido al grave estado de salud de Alejandra quien presentaba dificultades para respirar, sin embargo el equipo médico se negó a seguir el protocolo y prestar la atención necesaria para salvar su vida luego de conocer su diagnóstico de VIH, retirándose del lugar.

Alejandra, una mujer trans que ejercía trabajo sexual y que presentaba evidentes síntomas de COVID-19, falleció por culpa de la discriminación a su identidad de género y su diagnóstico por parte de un equipo médico que además mintió en el registro de su visita, argumentando que ella pidió que no se le trasladara a un hospital, lo cual de acuerdo con declaraciones de la Red Comunitaria Trans, quienes se han encargado de visibilizar la defensa de sus derechos en todo el proceso, es falso.

Luego de su deceso a las 2:00 a.m., el levantamiento del cuerpo se tomó 15 horas, un hecho que no sólo expuso a sus compañeras de vivienda, sino que además atenta contra el derecho de Alejandra a una muerte digna.

Posteriormente, la Secretaría Distrital de Salud publicó un comunicado emitido el mismo 29 de mayo, donde aseveraba que tenía una firma de Alejandra desistiendo al traslado a un centro asistencial, documento que nunca existió y que en una comunicación publicada el miércoles 3 de junio tuvieron que aceptar como equivocación, sin embargo persisten en que se hizo de manera verbal y así se manifiesta en su bitácora verbal, de nuevo una mentira que desmienten su amiga y compañera de vivienda la Madre Leidy junto con la Red Comunitaria Trans.

No hay que ser muy entendedor de los derechos humanos, ni de los aspectos que incluye la diversidad sexual para lograr comprender las violaciones que implica la negligencia en el servicio prestado que generó el fallecimiento de Alejandra Monocuco, es sin lugar a dudas una situación de desatención que debe tener implicaciones legales contra el equipo médico, la Secretaría Distrital de Salud y la Alcaldía Mayor de Bogotá.

Es por esto que más allá de una movilización social a partir de las redes sociales y la presión mediática, desde la Red Comunitaria Trans se están haciendo toda una serie de acciones que le exigen al estado una investigación a profundidad que escuche realmente las voces trans y la creación de proyectos que velen por su seguridad y salud.

“Así, solicitamos que las actuaciones no se limiten a investigar los hechos ocurridos sino, también, a adelantar acciones para que la Alcaldía Bogotá cuente con programas, planes o proyectos fuertes que permitan prevenir que situaciones como estas se vuelvan a presentar. La vida de las mujeres trans está en peligro, y la necesidad de que la institucionalidad responda acorde a la emergencia a la que nosotras no enfrentamos es urgente” se resalta en la petición de firmas en Change.org ante la fiscalía.

Aprovechando que junio es el mes del Orgullo, recuerda que los disturbios de Stonewall se conmemoran gracias a una mujer trans afro, trabajadora sexual y que vivía con VIH (Marsha P. Jhonson) que junto a su amiga, una mujer trans latina y también trabajadora sexual (Sylvia Rivera), se levantaron contra la opresión policial y del estado.

Exigir #JUSTICIAPARAALEJANDRA es reclamarle al Estado lo que es nuestro, es demostrarle al gobierno y a la opinión pública que las vidas trans importan y que el privilegio no nos puede quitar la posibilidad de ser empáticos con quienes están en el frente de batalla por nuestros derechos.

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