Una vida doble, entre el gurú del porno y Alejandro. Dos caras de la moneda en un mismo personaje.

Llegué a la casa del gurú del porno, una reja gris, sin letrero ni cara aparente de nada. Toco la puerta, solo se oye que intentan abrir, gritan “empuje” sin embargo al gurú le tocó bajar y personalmente recibirme (de una o de otra forma me hago atender como me merezco).

Unas escaleras angostas y con poca luz me llevan a otra reja, calurosamente me da la bienvenida y me invita a sentarme en su sala. Enciende el televisor (donde por supuesto hay porno), coloca música para ambientar y me pide un momento mientras termina su almuerzo.

 

La casa del gurú
La casa del gurú

Me siento en uno de los 5 sillones y me imagino el lugar repleto, lleno de personajes que van sin tapujos ni prejuicios a “quitar las ganas” de sus instintos (disculpen lo burdo, pero no encuentro mejor explicación que esa). Un espacio oscuro, extraño y nuevo para mis ojos.

Por fin se dispone a conversar conmigo, expone inmediatamente el imaginario sobre su personalidad y su profesión: “la gente cree que yo soy un man muy morboso y que me quiero comer a todo el mundo, pero yo ya quemé esa etapa”.

Alejandro dice que “Toda la vida he tenido una creatividad morbosa”. Todas sus fantasías las ha traducido a negocio, confiesa que antes visitaba muchos sitios pero se “devolvía muy aburrido porque nunca veía lo que quería ver porque todo el mundo se tapa, se esconde, pone la cortina, debido a eso decidí montar un lugar donde verdaderamente todo el mundo vaya y se vea”.

“Vos vas un sitio a morbosear y la gente es escondida, como con pena y no la idea es que todo el mundo como que se muestre”. Tomó la iniciativa de iniciar con el club de masturbación, “así no nos tocamos pero nos vemos, mientras vemos porno”. Sin embargo la cosa se creció, Alejandro inicio en una tienda de videojuegos que tenía, “era en el suelo y ya mirá, tengo apartamento, sofá y todo el cuento”.

Me mantengo en una constante búsqueda del placer, no tanto para mi sino para los visitantes de la casa.

“El que viene acá encuentra un espacio voyerista, exhibicionista, nudista. Acá desde que vos llegás, tenés que estar desnudo”, dice Alejando. Sin embargo deja muy claro que ya no participa de las actividades de la casa, “lo dejé de hacer por los comentarios de la gente, era mal visto que el dueño se metiera a morbosear. Pensaban que tenía el negocio nada más que para acostarme con los clientes”.

Alejandro vs. el gurú

Siente que lleva una doble vida. “Alejandro es un man cursi, al que le gustan las telenovelas, e ir a cine, le gusta mucho superman; los superhéroes”. El gurú, en cambio, “es mi lado oscuro, morboso, arrecho y la imagen que hay que mostrar para que me crean”, es su alter ego, un personaje con quien ha cumplido sus fantasías y el dueño de una casa donde “pasa de todo”.

Me gustaría mucho enamorarme, pero por el trabajo que tengo es muy difícil que alguien crea en mí. Por el trabajo que tengo la gente cree que soy un promiscuo, porque vivo en un ambiente rodeado de sexo las 24 horas del día.

Alejandro Jaramillo
Alejandro Jaramillo, el gurú del porno

Alejandro dice que está rodeado de mucha gente, “yo voy a rumbear y media discoteca me saluda”. Pero guarda una inmensa soledad, cuando acaban las actividades de la casa dice que es una “mierda”, es el momento de limpiar y dejar todo en orden, en su soledad.

Una casa, un espacio habitable, un hombre, muchos visitantes, pasión, mucho sexo, algarabía, desenfreno y soledad. Es increíble como un solo espacio trae consigo tantas historias. Es extraño ver un hombre (bipolar pero cuerdo) que lleva varias vidas, aunque es una sola tiene dos caras muy diferentes. Un ambiente pesado pero al mismo tiempo acogedor por quien habita en ella. Un lugar que no es para todos, pero que quien se atreva a entrar seguramente la va a pasar bien (o por lo menos su libido en el sofá dejará).

Personalmente no sé si aún me atreva, pero me veo tentado a visitarlo un dia de estos (deberá ser un Jueves, para una reunión de masturbación masculina entre las 7pm y las 10pm) a ver si dejo de lado mi ropa y me dedico a disfrutar.

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