¿Cómo es tu relación cuerpo – mente? ¿Cuánto tiempo le dedicas a la meditación para estar en armonía y liberarte en el sexo?

Para muchos este título es contradictorio, sobre todo para las personas que nos castigamos porque aún no hemos hecho las paces con nuestros instintos e inconscientemente le huimos constantemente a una especie de castigo divino.

Nuestra herencia judeo-cristiana pesa mucho, tanto que, aunque muchos no practicamos ninguna religión, mantenemos un aire místico cuando de situaciones difíciles se trata, enfermedades, fracasos, pérdidas, etc… Nos hacemos preguntas como ¿Qué he hecho para merecer esto?, ¿Por qué a mí? Y nos atormentamos la existencia con el verbo “hubiera” y creemos que somos malos por naturaleza.

Ahora bien, cuando aprendemos a meditar, comenzamos a entender. El desasosiego y la angustia de lo que pasó y lo que aún no ha pasado, comienzan a desvanecerse ya que empezamos a observar y no nos juzgamos. Los pensamientos nocivos atacan nuestra mente todos los días y combatirlos es enfurecerlos, por eso la meditación nos enseña a vivir en armonía, y dejamos al desnudo esta cultura solapada en la que vivimos.

Una vez tomamos conciencia y realmente interiorizamos, que no hay nada “allá arriba” juzgándonos, nos damos cuenta que siempre hemos sido nosotros quienes nos castigamos.

Somos carne, hueso, mente, espíritu y alma… No somos malos por naturaleza. Y negar una parte de lo que somos es disonar con las vibraciones que emanan de lo más profundo del ser. No nos tenemos que perdonar por haber pecado, pues no hemos pecado.

Olvídate de la herencia cultural que nos dejó la moral mañosa y solapada de las religiones que nos mantienen en guerras internas y externas.

Sal, explórate, mastúrbate y masturba a otros, darle placer a otro ser humano es uno de los actos de bondad más satisfactorios. Vivimos en un mundo donde nos han obligado a escondernos mientras tenemos sexo, pero la guerra se hace a plena luz del día y se muestra en la televisión en los horarios familiares.

Cuando te invadan los pensamientos de angustia y desasosiego haz una pausa, respira y cierra los ojos. Concéntrate en la respiración… Al inhalar lentamente VISUALIZA todo aquello que quieras que invada tu cuerpo y mente (paz, armonía, entendimiento, tranquilidad, luz) y siente como recorre cada rincón de tu cuerpo. Al exhalar imagina vívidamente como en cada partícula de aire que abandona tu cuerpo salen de ti las cosas que no quieres en tu vida.

¡Empelicúlate! En realidad ¡Visualízalo! Y mantén una respiración lenta y controlada. En el momento que lleguen pensamientos nocivos, no les des importancia, no te juzgues, ni juzgues tus pensamientos… La clave para la meditación está en observar sin etiquetar lo que pasa por tu mente como bueno o malo.

Cuando llegan pensamientos durante la meditación:

  1. No los juzgues.
  2. Obsérvalos.
  3. Déjalos ir (No te aferres a ninguna idea)
  4. Vuelve a centrarte en la respiración.

Meditación

Es muy normal que estos pensamientos lleguen una y otra vez mientras ejercitamos el dominio de la mente, y del mismo modo, una y otra vez pon en práctica los ítems antes mencionados.

Son años que hemos estados sujetos a nuestros pensamientos, tanto es así que nos identificamos con nuestras ideas. Pero nosotros no somos nuestra mente, nuestra mente es una herramienta, es como un músculo que hay que dominar y ejercitar.

La meditación se acostumbra realizarla mientras estamos sentados, pero esto es con el único objetivo que no nos durmamos. En realidad, se puede ejercer en cualquier momento, lugar y hora del día, pero las primeras veces es recomendable adoptar una posición cómoda, cerrar los ojos y estar en un ambiente tranquilo, si quieres poner música para ambientar está bien.

Para meditar no existen reglas al igual que en el sexo, simplemente descúbrete, siéntete cómodo y comienza a explorar tu mente con el simple ejercicio de observar.

 

 

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