Podría apostar que todos y todas hemos estado al menos una vez en la situación en que conocemos a una persona por medio de redes sociales y que con el paso de los días se vuelve alguien muy importante; incluso en algunas ocasiones pasamos de ser amigos a ser algo más.

Realmente, es una situación que se da muy fácil. Todo inicia en el momento que  encontramos “una sugerencia de amistad”, un tweet o una foto gracias a los “me gusta” de personas en común. Aparece esa foto en el TL (Timeline), algo en ello nos intriga, nos gusta, o simplemente por curiosidad y por saber algo más, damos clic y abrimos el perfil de esa persona. Terminamos descubriendo algo que nos atrae en ese perfil, incluso se puede volver nuestro “guilty pleasure”, que nos lleva a stalkear por completo.

En su momento, las personas más tímidas incluso no llegan a dar un “like”, otras un poco más arriesgadas dejan varios “corazones”, esperando una respuesta o reacción de la otra persona, y los más osados, sin duda alguna, dejan los corazones y empiezan a seguir a esta cuenta. Pero, ten cuidado; en todos los casos el algoritmo de las redes sociales es tan bueno, que después de husmear en el perfil de la persona, te va a empezar a salir mucho más seguido. Lo bueno de esto es que si afirmamos que lo que vemos nos gusta, rápidamente pasamos del stalkeo a dejar un mensaje directo, un simple: “HOLA”. Queda la ventana abierta a una conversación, la cual no sabemos en qué puede terminar.

Corres con suerte. Esa persona te responde, empiezan a hablar, esas charlas casuales donde rompes el hielo para así empezar a conocer un poco más a la persona detrás del celular. ¡VAYA SORPRESA! En un abrir y cerrar de ojos, ya están hablando casi todos los días, ya conoces su rutina y conoce la tuya. Sin duda alguna, y teniendo en cuenta la persona, te llegas a preguntar si es real, si en serio está hablando contigo o es solo tu imaginación. Luego te das cuenta que es casi la medianoche y te estás riendo mientras ves tu celular leyendo el chat con esta persona.

La magia de las redes sociales nos permite hablar y crear vínculos, redes de apoyo y afecto con personas que están al otro lado del mundo, en otras ciudades, y en el mejor de los casos, con aquellas personas que están a pocos metros de distancia.

Con el pasar de los días, ya sientes que esa persona es tu amigo. En un día cuando parece que todo va mal, cuando no esperas nada de nadie, cuando todo aparenta no tener un buen final, recibes una llamada, inesperada, quizás inapropiada, pero que luego de algunos segundos descubres no es más que una grata sorpresa. Es esa persona, quien te confiesa que tras varias horas de intentar conseguir tu número, al fin logró llamarte para poder preguntar ¿cómo estás? Y es así como automáticamente en tu día gris sale el arcoíris.

¿Se imaginan ustedes qué pasa después? Exacto, aquellas conversaciones que antes eran por mensaje directo, ahora son llamadas, en las que los protagonistas son secretos, anécdotas, sueños…

Aunque seguimos hablando por llamadas (casi diarias), aunque hablamos todos los días de muchos temas (temas que quizá nadie se lograría imaginar), aún tenemos esas interacciones por redes sociales, aún participamos en dinámicas en nuestros estados o historias, y gracias a esa última “dinámica” estoy escribiendo este texto; pues versos y canciones ya le he dedicado, sonrisas y alegrías ya le he compartido, quizá solo me faltaba contestarle esa historia, no con emojis, necesitaba todo un guion para expresarme. Y esta es mi respuesta a esa dinámica:

“Espero poder resumir todo con las mejores palabras. Quiero tu pack (otra vez). Quiero verte (de nuevo y todo el tiempo). Me gustas (y no dejo de pensar en ti). Me gustaría conocerte (mucho más). Te extraño (en especial los fines de semana desde que te conocí). Te quiero coger (en la ducha, en el cuarto y todas las posiciones). Te admiro (por estar cumpliendo tus sueños y empezando un nuevo rumbo en tu vida). Quiero ser tu amigo (ya soy tu amigo, y espero siempre estar para ti)“.

No necesito entrar en más detalles con ustedes, creo que muchas cosas resultan fáciles para su imaginación, pero mientras yo no las cuente seguirán siendo un secreto. Les puedo decir que esa persona, en muy poco tiempo, se ha convertido en alguien muy importante, en alguien por quien estaría dispuesto a arriesgar muchas cosas, con quien he aprendido y sigo aprendiendo.

Y sin duda alguna, espero que como yo disfruten de las redes sociales, que aprendan a darle el valor que cada una tiene, y que cuando conecten con una persona por medio de ellas se tomen el tiempo para conocerla y descubrir así mundos enteros, fantásticos, reales, que pueden cambiar completamente su vida.

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