Como una propuesta que nació en campaña y se materializó con una silla en el Consejo de Gobierno de la Administración Quintero, la Gerencia de Diversidad Sexual e Identidades de Género de la Alcaldía de Medellín, se la juega para ganarse la continuidad en la ciudad.
Hace 18 meses que el país entró al carrusel de la crisis mundial ocasionada por la covid-19, una pandemia que le ha costado la vida a cerca de 4.5 millones de personas en el mundo, que puso en jaque a las potencias mundiales y que llevó a índices de pobreza históricos, a los países en desarrollo.
En el caso colombiano, la covid le ha causado la muerte a más de 120 mil personas y ha dejado una profunda herida social y económica, que golpea con mayor fuerza a los sectores poblacionales históricamente discriminados por el Estado, entre ellos, el de las personas LGBTI+.
Como resultado de la crisis, los sectores poblacionales diversos de la ciudad de Medellín evidenciaron un recrudecimiento de la inequidad y la brecha social existente aún, antes de la pandemia. La vivienda, seguridad alimentaria, salud y educación, entre otros derechos fundamentales, parecen cada vez más esquivos, en especial para aquellos grupos poblacionales con mayor índice de vulnerabilidad, como lo son las personas trans y trabajadoras sexuales.
Y si bien desde comienzos de año se viene hablando de una reactivación social y económica, la realidad es que las personas LGBTI aún están lejos de encontrar salidas a sus necesidades más básicas.
En Medellín, la diversidad se escribe con enfoque de género.
Y es que la apuesta por darle un empujón a la Política Pública LGBTI y a la ejecución de su Plan Estratégico, se vio materializada con un asiento en el Consejo de Gobierno, reservado para la primera Gerenta de la Diversidad en Medellín.
De acuerdo con Diana Osorio, co-equipera de vida del alcalde Daniel Quintero, una de las apuestas por la reivindicación de los derechos de los grupos poblacionales que han sido invisibilizados y silenciados, fue darles voz y voto en la mesa donde se discuten y diseñan las estrategias con las que la actual administración le apuesta a la Medellín Futuro.
“Nosotros consideramos que era importante darle luz y visibilidad a unos grupos poblacionales que estaban cubiertos por alguna de las secretarías o entes descentralizados, pero no tenían la oportunidad de sentarse en el Consejo de Gobierno. Personas afro, en situación de discapacidad, LGBTI y las cerca de 700.000 víctimas del conflicto en Medellín, tienen ahora una persona con línea directa al Alcalde”, expone Diana.
Desde que comenzó la administración de Daniel Quintero, Medellín no cuenta con una primera dama, pues Diana Osorio considera que el lenguaje es fundamental para llegar a puntos de encuentro: “Eso de ‘primera’ (al referirse al cargo de la Primera Dama) es como metérsele en la fila a un gran número de lideresas que han hecho mucho por Medellín”. Por ello, ahora en el Piso 12 de la Alcaldía se le conoce como la Gestora Social, porque “el poder de la esposa de un gobernante es amplio y ojalá se use para favorecer a la ciudad”, afirma.
Y se puede decir que en términos de Diversidad así lo ha hecho. Desde el momento mismo que estaba en campaña, la Gestora Social se había comprometido, con los sectores diversos de la ciudad, a crear una Gerencia de la Diversidad, porque como ella misma lo dice:
“No solo es izar una bandera, es también crear una Gerencia. La diversidad es un tema que se debe tratar tanto en la forma como en el fondo”.
Fue así como en 2020, luego de sortear las reformas administrativas necesarias y a contar con la voluntad política para hacerlo, se creó la Gerencia para la diversidad sexual y las identidades de género, como un ente estratégico para el fortalecimiento de la política pública LGBTI de Medellín.
Patricia Llano, de la barrera al ruedo
Una lesbiana, feminista, nacida en el barrio La Isla de la Comuna 2, pasará a la historia del movimiento LGBTI de la ciudad de Medellín, como la primera Gerenta de Diversidad Sexual e Identidades de Género.
Patricia Llano, tecnóloga en investigación judicial, con dos pregrados, criminalística y derecho, y especialista en Políticas Públicas con enfoque de género y derecho penal, fue la carta con la que la Administración se la jugó para escribir este primer capítulo de una gerencia, que se la juega por ganarse la continuidad en la administración municipal.
Con una amplia trayectoria, que le permitió fortalecer su proceso como lideresa lesbofeminista en Medellín, Patricia hizo parte de varias de las organizaciones que marcaron la ruta de lo que hoy es el movimiento LGBTI en la región.
Sin embargo, ni su trayectoría, ni los pergaminos con los que cuenta, son tan significativos, como su capacidad de aprender y adaptarse a los nuevos retos que le representa ser la primera Gerenta de la Diversidad en Medellín. “Mi mayor dificultad ha sido adaptarme a los tiempos y procesos de lo público. Como activista tenía una posición muy crítica sobre la administración”.
Al asumir el cargo se encontró, por un lado, con un equipo que no tenía la fortaleza que tiene hoy, un recurso humano con mucha actitud, pero muy pocos recursos para hacer cosas; y, por el otro, con unas organizaciones LGBTI en territorio, muy expectantes, pero a la vez con mucha desconfianza hacia lo institucional.
Por ello, lo primero que hizo al tomar el cargo, fue ponerse a conversar. “Esta gerencia siempre toma una decisión construida con el movimiento social, por ello ha sido fundamental recorrer los territorios, conocer los nuevos liderazgos, hacer un inventario de las necesidades más apremiantes que deja la pandemia y definir de manera conjunta las prioridades de trabajo”, enfatiza Patricia.
Como resultado de esa juntanza y luego de un proceso de entendimiento de lo que la gestión pública implica versus las dificultades de la población que representa, Patricia ha entendido que su principal reto en el nuevo cargo, es la creación de puentes entre el movimiento social LGBTI y la Administración Municipal.
El segundo, y tal vez el de mayor compromiso, es el de dejar las bases necesarias para garantizar la continuidad de la Gerencia. Para ello, afirma que “estamos en la tarea de aprender y poder lograr la conectividad necesaria con otras dependencias de la administración, que permita que esta nueva gerencia permanezca en el tiempo, independientemente de las administraciones futuras”.
El tercero, es buscar la manera de hacer que los recursos de corresponsabilidad de cada secretaría con la Política Pública y la dinamización de los indicadores, se queden en la Gerencia, para garantizar el dinero necesario para poder trabajar.
Y, finalmente, gestionar nuevos recursos, enfocando los esfuerzos al relacionamiento con organizaciones internacionales que le permitan al movimiento social LGBTI de la ciudad, tener una visibilización en el ámbito latinoamericano y así intercambiar conocimiento con los otros pares de países de la región.
Al hablar de la política pública, afirma que esta debe revisarse, actualizarla a las nuevas formas de relacionarnos, acoger a nuevas poblaciones que antes eran invisibilizadas, como los hombres trans y la población queer, por ejemplo.
Sin embargo, reconoce que no es la prioridad, pues primero hay que evacuar las acciones que están en el plan estratégico y que vienen colgadas y responder a las necesidades más apremiantes ocasionadas por la crisis del covid 19.
Artículo publicado también en nuestra edición especial impresa de sept-octubre 2021 con el apoyo de la Alcaldía de Medellín: Edición #16 (Encuéntrala en línea)