Pocas personalidades del entretenimiento y la cultura pop son consideradas como símbolos verdaderos dentro de nuestra población LGBTQ; además de un espíritu libre y transgresor, amamos ver a hombres y mujeres que no temen ser, que no le temen a la realidad, y ese es J Balvin.
En este momento hay un rey indiscutible en la música latina. Jose Alvaro Osorio se ha tomado el mundo y no ha temido hacerlo a su manera.
Los sueños de este Colombiano comenzaron hace más de 10 años, cuando en su natal Medellín, después de vivir algún tiempo en USA, rapeaba sus composiciones en los barrios populares de la ciudad.
El impulso de sus sueños, como él mismo lo ha relatado en innumerables entrevistas, fueron el motor del trabajo que hoy lo tienen como uno de los artistas actuales más importantes, llenando arenas y estadios a nivel mundial, rompiendo récords en las plataformas de streaming y llevándose a casa todos los premios a los que es nominado.
La empatía que sentimos por J Balvin como población LGBTQ, se ha despertado hace un par de años, cuando él, a través de drásticos cambios de imagen, incursión en la moda y una búsqueda propia de su representación en la música, creó un hombre vanguardista, atrevido y sin temores respecto a su imagen, rompiendo con los límites de la masculinidad impuesta por la sociedad, sobre todo en el mercado latino donde el machismo es tan marcado.
Debido a ello, los cuestionamientos sobre su sexualidad comenzaron a ser tema en los medios de comunicación, empezó a ser una duda recurrente en las alfombras rojas a las que asistía; el rumor creció de tal manera, que fue ligado emocionalmente con su gran amigo e integrante de Piso 21 Juan David Castaño.
Los comentarios, al contrario de apaciguar su carácter y su forma de mostrarse al mundo, lo hicieron una voz cercana y sincera, que desde la ‘humildad’ ha expuesto el valor de las diferencias, el valor de la autenticidad y de la libertad del ser partiendo del respeto.
“Cuando entendí que la música es un medio y no es el fin, fue cuando entendí que la responsabilidad mía es que la gente sueñe, que siga pa’lante, que luchen por lo suyo. La juventud que me sigue, que hagan los que le dé la gana desde que no pasen por encima de nadie, si tienen el pelo de color, si se quieren poner una falda, ¡ponganse una falda!, el mensaje es que tiene que ser felices… no sigan las represiones sociales de hacer lo mismo.” – Exponía en los premios Juventud luego de ganar la categoría ‘Artista del Año’.
Ver también: J Balvin “se ríe” de su homosexualidad
“Yo me rio, sabes, ‘disculpa no pedida, culpa manifiesta’… Si yo fuera gay, sería la reina del Reguetón” – sostenía entre risas para el medio radial colombiano La W, en un entrevista transmitida por Facebook Live.
“Si dicen que soy gay ‘¡Ah, pues parce!, qué vamos a hacer’… Yo vivo muy bueno y me encantan las mujeres.”
Para nosotros J Balvin es un símbolo de la originalidad y la libertad, causa cierta empatía el como se muestra ante el público, con ese buen carácter y esa vibra positiva, con esas ansias de impulsar al otro a creer y vivir la vida como mejor le parezca, como mejor la sienta pero desde el respeto.
José, como le gusta que lo llamen, es una figura que produce admiración, que cree que las características de lo humano es lo realmente importante.
Se asume como heterosexual (si vamos a las etiquetas), pero su discurso con gran influencia en los jóvenes apunta a la comprensión y aceptación de la diversidad a toda escala.