Visitar Colombia y no pasar por el eje cafetero es un error digno de jamás ser perdonado, pero ¡no ir a Salento es inconcebible! Una tierra de sonrisas, naturaleza, café y libertad entre calles empedradas.

A 9 kilómetros al norte de la carretera principal entre Armenia y Pereira, en medio de cafetales y árboles con cientos de años, una curveante vía se adentra en la cordillera central entre numerosos afluentes hasta donde está un increíble pueblo que desde la entrada tiene empanadas, mazorca asada, arepas y más aperitivos tradicionales de los departamentos del Quindío, Risaralda, Caldas y Antioquia.

Acá ni los filtros de Instagram van a ser necesarios para maravillarse con sus paisajes y la increíble amabilidad de la gente del pueblo. Una tierra donde todo el tiempo se respira café y pureza a flor de piel.

El pueblo ahora cuenta con 174 años de historia que se puede revivir en algunos museos que se encuentran en sus calles, donde también se ven las visitas que personalidades como el libertador Simón Bolívar y el científico alemán Alexander Von Humboldt, hicieron al lugar antes incluso de su fundación oficial.

No dejarás pasar desapercibidos detalles históricos que están en la arquitectura que rodea la plaza principal y la Calle Real, una avenida empedrada enmarcada entre casas antiguas de colores que se conservan hechas en bahareque y tapias de barro con inmensos jardines traseros, donde se siente un ambiente digno de llamarse hippie, entre tiendas de artesanías, hoteles y cafés donde el amor y la alegría reinan, una sonrisa nunca falta y las demostraciones artísticas te rodean.

Tomarse de la mano con tu pareja no será problema, porque allí entre la naturaleza, la historia y el arte, lo último que piensan sus habitantes es reprocharte o discriminar, ya sea por ser unos buenos hosts ante el turista, o porque de por si es un pueblo abierto a las diferencias.

Pero Salento, no es sólo para enamorarse del pueblo, su gente y obviamente las truchas (un tipo de pescado), patacones y demás manjares que encontrarás. Alista las botas, un abrigo y la cámara porque también hay actividades de deporte extremo o simplemente para explorar en el Ecoparque El Mirador, Parque Agroecológico “La Tierra Prometida”, y el Parque Nacional Natural Los Nevados, donde está el maravilloso Valle de Cocora.

Valle de Cocora

¡Ahí sí es donde el realismo mágico que tanto vende a Colombia invade entero el corazón! Un paisaje natural de la cordillera central en plenos Andes colombianos donde el frío acoge el cuerpo, pero la belleza de la fauna y flora se apoderan de tu ser, un paisaje indescriptible por su belleza que sólo puede ser explorado a pie o cabalgado a caballo, donde se encuentran especies en vía de extinción, un lugar para amar la naturaleza entera.

Este Valle es también el principal hogar de la Palma de Cera, el árbol nacional de Colombia, una especie protegida que se alza en el lugar como guardianes de este hermoso tesoro, de Cocora, que en la lengua de la cultura indígena quimbaya significa “Estrella de Agua”.

Además, por si necesitas más razones para visitar Salento, este municipio quedó en el número 1 con un puntaje de 98,08 entre los mejores destinos de América Latina en el Best Value City Index de Trivago para el 2017, el cual funciona a través de una puntuación de 1 a 100 combinando los precios promedio de hospedajes y la reputación online de los hoteles.

Y además, para que te agendes, las legendarias e imperdibles fiestas de la fundación del pueblo se llevan a cabo cada año durante una semana desde 5 de enero ¿listos? ¡Porque allá nos vemos!

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